Capítulo 2

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A la hora de comer, Peyton fue a sentarse con su dulce amiga, de cabello castaño oscuro, ojos color avellana y vestidos con estampados de flores llamada Miranda y con Ted, que al parecer ya habían hecho buenas migas.

— Hola Peyton, ¡qué guapa estás! ¿Qué tal ha ido?

Peyton les contó sobre su compañero de mesa. Y ambos, que parecía que habían hecho buenas migas, se miraron mutuamente por unos segundos y luego volvieron a fijar la mirada en Peyton.

— Mmmmm... Dos opciones... O le gustas...O le caes mal — dijo Miranda en un tono sarcástico, quitándole seriedad al asunto.

— Obviamente es la segunda, no le puede gustar. Literalmente se acaban de conocer — dijo Ted muy seguro de su argumento y tomándoselo, él sí, en serio.

— Siguiendo tu argumento, Ted, tampoco le puede caer mal — respondió Miranda.

— Yo creo que ni una ni la otra, solo que no debía ser su día, o estaba de mal humor, fin — dió Peyton por zanjada esa estúpida conversación.

— Por cierto, Peyton — cambió Miranda de tema. — Lila Shalt hace una fiesta de inauguración del curso esta noche en su casa. Deberíamos ir. Está todo el curso invitado.

— Miranda, te recuerdo que yo no vivo en una casa con padres que me den permiso. Vivo en un orfanato.

— Tranquila Peyton, nos escaparemos, yo también quiero ir — exclamó Ted.

— No sé Ted... Si nos pillan...

— No va a pasar nada. Todo está controlado. Esta mañana no tenías tanto miedo...

— Decidido — gritó Miranda entusiasmada. — Esta noche nos vamos de fiesta.

Peyton dudó, pero finalmente se convenció a sí misma.

¿Qué es una vida sin tomar riesgos?

Los siguientes diez minutos Miranda les estuvo contando sobre su maravilloso verano en Grecia.

— A y, por cierto — sonrió tontamente. — ¡En Grecia me he echado novio! — anunció como si nada.

Peyton se sorprendió.

—¿QUÉ? ¿Tú estás segura de poder sobrellevar una relación a distancia? — dijo conociendo a su amiga.

— Se va a mudar aquí en cuánto nazca su hijo.

— QUEEEEEEEEE — gritaron Peyton y Ted a la vez.

—Es broma, sólo tiene que acabar unas cosas de trabajo para que se venga a vivir aquí.

— ¿Pero qué edad tiene? — quiso saber Ted.

— Veinticinco

— ¿QUÉ? TENEMOS DIECISIETE. — gritó Peyton

— No me seas clásica, estamos en el año 2000. Si estamos enamorados, lo estamos, y punto.

— En eso tiene razón, Peyton. — dijo Ted.

— Supongo... No sé... — respondió ella no muy segura. — No es por la edad, estáis en etapas muy diferentes.

— Vamos... Que se mude por mi... Me tiene que querer mucho... Es tan romántico...

— Como se llama — curioseó Ted.

— Roberto.

— Tiene nombre de telenovela — carcajeó Ted.

— Al menos no se llama Ted — defendió Miranda a su amado muy firmemente.

— ¡TED ESTÁ BIEN! — gritó Ted ofendido.

DaggerWhere stories live. Discover now