Capítulo 9

17 0 0
                                    

- Voy para allá de inmediato. - cuelga su celular. - Era la mama de Stefan, tuvo un accidente, esta en el hospital.

- ¿Pero cómo? - Ni siquiera se como reaccionar, Joss se pondrá muy mal si algo le pasa a Stefan.

- No lo se, no me explicó muy bien, esta muy nerviosa. Tenemos que ir para allá.

Llegamos al hospital, entramos y les preguntamos a unas enfermeras donde se encuentra Stefan.

- ¿Son familiares? - nos pregunta la enfermera.

- Si, vienen con migo - Interrumpe la mama de Stefan.

- ¡Gracias a Dios que esta aquí señora Cooper - dice Joss y da un largo suspiro. - ¿como esta el?

- Se quebró una costilla y recibió un golpe en la cabeza, quedo inconsciente por un momento pero despertó hace unos minutos.

Por un momento creímos que era algo mas grave, desde que la mama de Stefan nos dijo que solo se quebró una costilla Joss se tranquilizó mas. Pasamos las dos siguientes horas en el hospital acompañando a la madre de Stefan. Después del susto quedó un poco nerviosa.

- Tara, es tu celular - dice Joss interrumpiendo mis pensamientos.

- Hu, es cierto - tomo mi celular, veo el nombre de Bonnie en la pantalla.

« Mierda, olvide por completo que teniamos que vernos conBonniey Carlos »

- Hola, Bonnie lo siento, ocurrió un accidente, estamos en el hospital ahora.

- ¿Qué sucedió? ¿estas bien? Te he llamado muchas veces y ninguna de ustedes me contesta.

- Si, estamos bien, Stefan tuvo un accidente y se fracturó una costilla.

- Que bueno que éstas bien, di le a Stefan que espero que recuperé pronto. Supongo que los planes para hoy se cancelan...

- Si, creo que si, Joss no se ira de aquí en toda la noche. Además no creo que sea un buen momento.

- Esta bien entonces, otro día sera, le dire a Carlos. Te llamo mañana y saluda a Joss de mi parte.

Cuelgo, y dirijo mi mirada hacia Joss - Era Bonnie, te nada saludos y espera que Stefan se recupere.

- Gracias. Escucha no me iré de aquí, tengo que acompañar a Stefan y la señora Cooper, no te pediré que te quedes, si quieres puedes irte.

- ¿Estas segura? - pregunto aun pensando si quedarme o no, de todos modos ya es tarde y se que no me necesitan aquí. Después de todo la señora Cooper y yo no nos llevamos muy bien desde que sabe de mi existencia, ni idea de porque.

- Si, muy segura, además necesitas ir a cambiarte de ropa, no creó que estés cómoda con esos enormes tacones.

- Jaja, si. Tienes razón, ya no los soporto, juro que jamas en mi vida te vuelvo a hacer caso.

Nos despedimos y me voy a casa, cuando me falta poco para llegar paso frente al parque donde suelo ir a correr, me detengo por un momento y lo observo, esta totalmente solo, las luces amarillas iluminan todo, se ve como una especie de jardín de película. Esta haciendo mucho frío, un clima que me encanta.

Decido estacionarme, cojo una elegante chaqueta que me cubre asta unos centímetros de las rodillas, me la pongo y bajo de mi auto. No tengo idea de que hago aquí, pero amo estar sola en lugares así, jamas había notado lo hermoso que se ve este parque de noche.

Camino observando todo a mi alrededor, el viento y el frío hacen de la noche algo maravilloso. En el ultimo rincón del parque hay una hermosa vista hacia la ciudad, me acerco a la orilla y veo detenidamente hacia abajo.

- ¿La vista es hermosa desde aquí no? - escucho una voz detrás de mi. Por un momento siento algo helado correr por todo mi cuerpo. De inmediato me doy la vuelta para ver quien esta ahí y doy un suspiro de alivio cuando veo que es Caulder.

- ¿Qué haces aquí? Casi me matas del susto - digo poniendo una mano en mi pecho.

- Lo siento, es que no podía dormir y decidí venir a caminar un rato y aprovechar para tomar unas cuantas fotografías - dice levantando la cámara que lleva colgando de su cuello.

- Pero me asustante ¿que acaso siempre sueles aparecer de la nada?

- No lo hago a propósito pero al parecer con tigo se me esta haciendo costumbre - se encoje de hombros. - Por cierto... ¿Que haces tu aquí y vestida así? - me mira de pies a cabeza.

- Larga historia - doy un suspiro y vuelvo a ver hacia el hermoso paisaje que tengo frente a mi.

- Me gustan las historias largas - me dice.

Me quito los tacones que llevo puestos y me ciento en el césped, el de sienta junto a mi y le cuento todo lo que ha pasado durante la noche.

- Lamento que tu día terminara así.

- Creeme, yo también lo lamento. - digo hundiendo mi cara entre mis rodillas

- Pero aun no es tarde, el día no ha terminado. - pone su mano sobre mi hombro.

- ¿De que hablas? - Levanto mi cabeza y lo veo a los ojos esperando su respuesta.

- Que aun puedes hacer todo lo que querías hacer, vamos. Tienes menos de dos horas para que el día de tu cumpleaños termine.

- Suenas demasiado optimista - digo con una sonrisa.

- Y tu demasiado negativa.

- ¿Y que esperas que hagamos a estas horas de la noche?

- Ven conmigo - se levanta y extiende su mano hacia mi, la tomo y me ayuda a levantarme.

- Espera, tengo que ponerme los zapatos - digo, pongo mi mano derecha sobre su hombro y me apoyo en el para no perder el equilibrio mientras me los pongo.

Caminamos asta la salida del parque y justo cuando llegamos a mi auto me dice - ¿Puedo conducir yo?

Sin pensarlo saco las llaves de un bolsillo de mi chaqueta y se las doy - Claro que si - digo dedicándole una sonrisa de oreja a oreja.

Las toma y abre la puerta derecha del auto para que yo entre.

- Lindo auto por cierto - me dice mientras lo enciende.

- Gracias, fue un regalo de mi padre cuando cumplí los 17.

- Pues tu padre tiene buen gusto.

Conduce asta su casa, se baja del auto y corre a abrirme la puerta. Lo miro extrañada preguntándome que hacemos aquí.

- Solo estaremos aquí unos cuantos minutos, lo prometo.

- ¿Y que aremos?

- Pues en primer lugar necesitas cambiarte. No me mal interpretes, te ves hermosa así, es sólo que no creo que sea algo cómodo para lo que vamos a hacer.

- Esta bien... ¿Que sugieres que me ponga?

- Solo tienes que ponerte algo cómodo y ya.

- En ese caso, entrare a mi casa a cambiarme, espérame un momento - digo caminado hacia mi casa.

- ¡No! Espera - me dice tomándome de un brazo.

- ¿Que sucede? - pregunto desconcertada.

- Casi son las once de la noche, ¿no crees que entrar a tu casa a esta hora, cambiarte y luego irte resultaría algo raro..? - Me dice como si fuera algo obvio.

- Pero ya han de estar todos dormidos.

- Te equivocas - Me dice señalando una ventana del segundo piso de mi casa. - Hay una luz encendida ahí ¿Cómo no la vez?

- Solo no lo había notado. No me mires así, nadie es perfecto. ¿Pero ahora que se supone que haga, que use tus enormes pantalones? Eres mucho mas grande que mi.

- No necesitas usar pantalones, aunque seria gracioso verte con los míos puestos - Sonríe mordiéndose el labio inferior.

- Muy gracioso - digo cruzándome de brazos.

- Ya enserio, creo que tengo unos converse que te quedaran. - me hace señas para que lo siga y entramos a su casa.

Mi Vida EnteraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora