En una sociedad dónde los héroes solo buscan fama y fortuna, ignorando el sufrimiento escondido de las personas, un joven chico decide convertirse en ese héroe de esperanza para la sociedad.
No sé esperaba que su simple existencia comience a sacar...
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Tras una semana de duro entrenamientos, tanto en sus hogares como en la academia, la clase 1°A estaba lista para el festival deportivo. El joven chico de negra cabellera no era la excepción, pues tras entrenar como nunca antes, siguiendo una serie de ejercicios por recomendación de Kirishima, se sentía más que preparado para enfrentarse a las demás clases en el festival.
Megumi se sentía totalmente descansado, después de haberse dormido una larga siesta en el camerino de su curso, mientras sus compañeros hacían declaraciones de guerra, pudo disfrutar de una tranquila siesta. Claro que antes de dormirse amenazó a toda su clase de no despertarlo mientras lo hacía, sino él mismo iría a sus casas y las destruiría con sus más duras catástrofes. Por obvias razones nadie se atrevió a acercarse a él en todo el tiempo que estuvo durmiendo, hasta que Iida finalmente lo despertó para avisarle que debían salir al campo.
Y era justo ahí donde todos se encontraban, en la entrada al campo de entrenamiento, justo en el túnel que conectaba los camerinos con el estadio en el que se realizaría el festival. Desde ese lugar podían escuchar los gritos desde las tribunas, dónde el público y varios héroes, esperaban con ansias que el festival deportivo empiece.
— ¡Hola! —Grito Present Mic cuando la cámara se encendió. — ¡Atención, público y medios de comunicación! ¡Está por comenzar el rodeo escolar de adolescentes que tanto aman! —Chillo mientras se movía inquieto frente a la cámara. — ¡El festival deportivo de la U.A! ¡¿Están listos?! ¡Es hora de la entrada de los estudiantes de primer año!
Sin más los chicos de la clase 1°A comenzaron a salir del túnel, llegando al gran estadio y viendo cegados por la luz del sol, junto a los gritos del eufórico público que los alentaba con emoción. Megumi sintió su piel erizarse en emoción al notar la cantidad de personas que los estaban viendo, hasta su estómago comenzó a moverse por los nervios, haciéndolo suspirar ansioso.
Caminaba a un lado de sus compañeros escuchando como su profesor Mic los presentaba eufóricamente, haciéndole fruncir un poco su nariz con vergüenza cuando mencionó que se habían enfrentado a los villanos. Pero aún así no borró su sonrisa triunfadora, mientras alzaba su cabeza en alto. Esa mañana se había prometido hacerse sentir orgulloso de sí mismo, no importaba qué.
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