Capítulo 47

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 — Lemillion, Eri

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 — Lemillion, Eri.. — les habló con suavidad el peliverde una vez estuvieron junto a ellos. — ¿Se encuentran bien? ¿Pueden moverse? 

Megumi soltó a Izuku una vez tocaron el suelo y al ver las heridas sangrantes en el cuerpo de su amigo se obligó a moverse rápido, rebuscando entre los suministros que colgaban de su cinturón, sacando algunas gasas y vendas de primeros auxilios. 

— Si, si puedo… Estoy bien. — murmuraba el rubio con la respiración agitada, aún manteniendo una posición agachada, probablemente por el dolor, sin soltar a la niña que temblaba entre sus brazos. — Al final, los decepcioné una vez más. 

— Cállate. — gruñó el pelinegro al verlo, acercándose a él con las manos temblorosas y la vista algo borrosa al tener que usar un solo ojo. — Déjame ayudarte, luego tenemos que irnos. — le ordenó. 

— Megumi… — Mirio alzó por un momento su vista, preocupándose por el estado de su amigo al verlo acercarse a él, pero su preocupación pasó a segundo plano cuando sintió dolor en sus heridas que comenzaban a ser vendadas. 

— Lo siento. — se disculpó el menor, alzando la vista para ver la mueca de dolor que su amigo hizo ante su tacto. — Perdón, tuvimos que llegar a tiempo. — su voz salió en un susurró. 

El rubio abrió levemente sus ojos, sin saber en qué momento los había cerrado, apretando su mandíbula por culpa del dolor y bajando un momento su mirada azul hasta su abdomen. Observó unos segundos como las temblorosas manos del más joven vendaba y presionaba con fuerza sus heridas, buscando parar las hemorragias. Luego alzó un momento la mirada notando como el ojo de Megumi no paraba de sangrar en su máscara rasgada y su rostro se veía algo sudoroso por el esfuerzo en la pelea, con el cabello despeinado y su labio inferior entre sus dientes, intentando vagamente frenar la forma en la que esté temblaba con el llanto contenido. Su vista buscó con rapidez a la niña que no parecía querer separarse de su lado, con la cabeza gacha, luciendo indefensa mientras temblaba como papel, temerosa de lo que pudiera suceder. 

— No es tu culpa. — fue lo único que pudo decir el rubio, sin saber a cuál de los dos gatitos asustados que tenía enfrente iban dirigidas esas palabras, pero que de cierta forma todos escucharon.

— Listo. — murmuró él pelinegro una vez terminó. — Debemos irnos. 

— ¡Si! — respondió el peliverde que en ningún momento bajó la guardia. 

Con esfuerzo Midoriya ayudo a Mirio a levantarse, dejando que Eri se aferre al rubio una vez estuvieron de pie. Por un momento el peliverde volteo a ver a Megumi y su ceño se frunció en preocupación al ver qué el pelinegro se levantaba del suelo usando el aire, flotando con éste mientras avanzaba a su lado. Rápidamente miro la herida en su pierna y su rostro se deformó por un momento al ver cómo aún seguía goteando sangre sin parar. 

— Cloud. — le llamó preocupado. 

— Estoy bien. — negó el chico. — Lo importante ahora es sacar a Eri de aquí, sigamos. — insistió. 

˓˓ 𝘾𝙡𝙤𝙪𝙙 ˒˒ ᴮᴺᴴᴬ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora