Capítulo 2: Abre bien los ojos

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POV Jennie

-Así que…-

-Así que me olvidé por completo de ese estúpido asunto, hasta que hoy en la mañana observé con más atención el calendario y lo recordé, mi madre y toda la familia espera conocer a mi novia para la próxima semana.

-Wow; sí que estas en un problema-

-Aún no puedo creer que piensen que soy…-

- ¿Lesbiana? -

- ¡Rosé! -

- ¡Hey!, sólo repito lo que les dijiste-

-Lo sé- dije y sin poderlo evitar volví a llorar.

-Oye, no llores; sabes que cuentas conmigo, y que te voy a ayudar en lo que sea, menos en hacerme pasar por tu novia- Baje la cabeza derrotada; adiós a mi Plan ¿D?

POV Lisa

No me gusto nada, nada de nada, esa mirada llena de lágrimas contenidas. Venía muy concentrada pensado en qué hacer para que Jennie me dijera qué le pasaba, porque estaba cien por ciento segura de que tenía algo, volví con cuidado al departamento para que no me escuchara.
Hice girar con delicadeza la llave, una vez introducida en la cerradura…
Muy lentamente y con esa precaución que he desarrollado a lo largo de mis años de travesuras y escapadas nocturnas, me acerqué a su habitación sin ser vista y lo que escuche, me dejó en shock; ¿cómo que primero muerta antes de pedirnos ayuda a Jisoo o a mí?, ¿Con quien hablaba por teléfono en su habitación?
Caminé en puntillas hasta la mía y con cuidado tomé el tubo de la línea de mi pieza, tratando de no respirar para que no se dieran cuenta de que su conversación estaba siendo escuchada por otra persona…
-El problema es el dinero- Escuché que Jennie le decía a Rosé -No sé si cobran por día, por hora o por semana-

-Pues hay que rezar para que sea por semana, porque si es por hora…-
-Lo sé, el dinero no va a ser suficiente- le respondió la coreana con un gesto abatido
-Mira- le dijo la otra- ya te dije que te ayudaría, si lo que necesitas es dinero, pues yo tengo ahorrado un poco y si es necesario más, le pido a mi papá y ya-

- ¿Crees que te lo daría? -

-Claro-

- ¿Cuánto dinero tienes? -

-Unos setecientos dólares

-Bien- le dijo mi amiga- yo tengo trescientos, lo que nos da un total de mil dólares…-imaginé a mi amiga murmurando para sí sola y frunciendo el ceño, señales que indicaban que estaba pensando.

-No es suficiente- Dijo al fin y para sorpresa mía, me dolió que, si el problema fuera económico, no me lo pidiera a mí. Yo ni siquiera aceptaría que lo devolviera.

-Le pediré a mi padre unos… ¿Dos mil dólares? - me empezaba a extrañar el comportamiento de Kim, y me volví a impactar al escuchar la cifra estrambótica que dijo Rosé… ¿Acaso la coreana era adicta al juego y había quedado en bancarrota? ¿Tenía problemas con la mafia coreana, o qué?

-Te prometo que te lo pagaré- fue la respuesta de mi amiga; bien, ¿así o más rara?, ¿ese era el problema que tenía?, ¿necesitaba dinero?, ¿y yo qué?, yo no le hubiese dicho que no, además, tenía ese dinero, contaba con una “pequeña” fortuna que era más que suficientes para no tener que trabajar hasta el próximo siglo. Tan metida estaba sacando mis conclusiones que, cuando me dispuse a manifestar mis dudas, me di cuenta de que mi amiga no sabía que la estaba escuchando, esperaría un poco más para entender la situación. Sin embargo, conversaron sobre un sitio cuyo nombre jamás había escuchado y quedaron en que Rosé la visitaría a las cuatro de la tarde, cada vez estaba más confundida…

Mamá, papá... Soy gay. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora