Capítulo 15: ¡Tú!

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POV Jennie

En ese momento estuve a punto de sufrir una combustión espontánea. Nunca, jamás, ni siquiera en mis sueños más locos- y eso que he tenido bastantes-, me imaginé a mi mejor amiga diciendo esa clase de calientes cosas, y mucho menos que me las digiera a mí. ¡A mí!

Esto estaba ya saliéndoseme de las manos. Ya no sabía si estaba hablando en serio o sólo lo hacía porque tenía que ayudarme con esto. Cuando dio el súper discurso de lo que sentía por mí, una parte de mí se atrevió a pensar en que era cierto, pero la parte más cuerda y cruel de mi cabeza me recordó que ya le había advertido acerca de eso. Pero ¿entonces por qué me hacía esa clase comentarios?, ¿o es que quería que muriera incinerada?, ¿Podría ser que quizás sus sentimientos hacia mi…?

- ¿¡QUITALE TUS MANOS DE ENCIMA, PERVERTIDA! – valla que gritó mi tío-padrino, y maldije para mis adentros que interrumpiera mis cavilaciones. Lisa y yo nos separamos de mala gana.- ¡Estamos esperando una explicación!

Todo mundo me miró y sufrí una especie de pánico escénico. ¿Habrían escuchado las palabras de Lisa?

-¿Uhmm? – Todavía intentaba hacer que me corazón regresara a su ritmo normal y que mi psique dejase de crear imágenes que involucraban a las palabras de mi ‘novia’ y a mis hormonas.

- Contesta de una vez, ¿Estas embarazada? – preguntó en un gruñido y entre dientes el tío Jungkook.

- ¿Qué, si lo estoy? – Mi voz sonaba demasiado fuerte, clara y segura. Respiré y exhalé. Había llegado la hora de callar y cerrar unas cuantas bocas. A demás de que la situación está saliéndose de control, o sea, ¡Jongin me había pedido en matrimonio! - ¿Acaso piensan azotarme con un palo? ¿Me van a desheredar? ¡No, ya sé! – dije lo más sarcástica que pude- ¿Por qué no nos obligan a casarnos?

Todos se quedaron en silencio y con la boca abierta. La abuela era la única que sonreía. Me guiñó un ojo y me di cuenta de que era la única que sabía lo que pensábamos hacer, y eso me dio más valor.

- Si estuviera embarazada, cosa que no estoy confirmando, aunque mi novia se haya ido de la lengua. ¿No se supone que deberían de estar felices por mí? Finalmente eso tiene que pasar. Tarde o temprano. ¿Qué no las leyes de la naturaleza son: nacer, crecer, reproducirse y morir?- levante los brazos y los dejé caer en gesto de desesperación - ¡Por amor de Dios, son mi familia!

- ¡Pues por lo mismo, queremos saber qué fue lo que ésta noviecita tuyo te hizo!

- ¡Honestamente, tía Haeri! – puse las manos en mis caderas y le giré los ojos – realmente quiere que le dé una clase de educación sexual, o ¿se conforma con que le diga que puso su “semillita” en mí “jardincito”? – tuve la satisfacción de verla sonrojarse y cerrar la boca de un tirón.

Le lance una mirada a Lisa de “espera aquí” y corrí a mi habitación en casa de mis padres.

- ¿A dónde crees que vas? – gritó uno de mis tíos pero yo ya estaba a mitad de la escalera y lo bastante segura y confiada de cómo iba a proceder: serena, tranquila y sin perder los estribos.

Una vez arriba y dentro de mi cuarto, agradecí haberlo sacado del departamento en la mañana y llevarlo a casa de mis padres, lo tomé con esfuerzo para poderlo bajar por las escaleras.

Con mi prisa por poco me parto el cuello a tres escalones de llagar a bajo, el estúpido de mi tacón tubo la estupenda idea de atorarse con la alfombra y estuve a nada de besar el piso, y de dejar viuda a mi aún no esposa y fingida novia, y huérfano a mi felpudo hijo. Por fortuna mi hijo-oso resultó ser un amor y se interpuso entre la madera y yo. Me levanté a prisa y cómo pude, y miré hacía todos lados para comprobar que nadie me hubiese visto. Al no ver a nadie respiré tranquila y me encaminé a la sala

Mamá, papá... Soy gay. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora