Capítulo 14: Sólo yo

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POV Lisa

Lo que juré jamás decir inmediatamente o al menos confesar en un ambiente más apropiado y no con un auditorio tan amplio, acababa de salir de mis labios: le dije que la amaba.

Solamente tenía que rezar para que entendiera que lo que le había dicho a su padre acerca de lo que sentía era verdad y no una parte del teatro que yo había aceptado llevar a cabo.

Por mi parte, había, prácticamente, desnudado mi alma. Había dicho en voz alta todo eso que me estaba rondado la cabeza y el corazón desde el día que jugamos bajo el agua. Tal vez soné un poco demasiado romántica o cursi, pero así era como me sentía con ella.

El señor Kim me había preguntado por qué hasta ahora admitía que la amaba, una pregunta difícil, la verdad. Lo más sencillo hubiera sido decirle que era porque había estado ciega y no me había percatado de lo que tenía delante de mis narices, que había estado perdiendo el tiempo en otros lados... pero la verdad, la mera verdad era que no me arrepentía de nada: de ninguna de mis aventuras de una noche. Porque gracias a ellas podía asegurar, jurar y perjurar que lo que Lena me hacía sentir no se podía describir con palabras, porque me había enamorado de ella de una manera tan lenta, tan... sutil, que ni siquiera yo me di cuenta. Porque me enamoré de ella, de sus gritos, de sus regaños, de sus libros, de sus abrazos, de sus consejos, y porque me enamoré de lo que soy cuando estoy con ella: solamente una mujer- adolescente-niña que vive eternamente con miedo al mañana y al fracaso.

Yo no sabía qué era eso del amor, nunca lo había vivido. Tal vez con mis padres, o con otros amigos, como Jiyong.

Con él, la relación es básicamente de respeto, de hermandad. Es la unión de dos personas a su modo solas que lograron encontrar a alguien que los acepta, que los escucha y que está simplemente ahí.

Pero con Jennie, las cosas eran o son, completamente diferentes. Ella me enseñó lo que es que alguien se preocupe por tu aspecto, por tu salud, por tus apuntes...

Me enseño lo que es un abrazo amigo, uno materno, uno desesperado y lo diferentes y fáciles de dar que son. Me enseñó a que hay muchas cosas por las que valía la pena vivir y seguir sin importar el qué, por qué y el cómo.

Me enseño, mientras nos mojábamos lo que era la vida, el amor, la felicidad, esa que logro, ahora, entender estaba siempre en cada mirada, en cada sonrisa, en cada abrazo, en cada vez que pronuncia mi nombre

Pero no soy tan idiota para no captar lo esencial de esa 'fuerza que te lleva, que te impulsa, que te llena, que te arrastra y que te acerca a Dios', de la que tanto hablaban las telenovelas cursis de las cuatro que veía mi madre o los libros rosas que compraba cada dos semanas en el puesto de revistas cada vez que iba a la tintorería y que yo, sólo por curiosidad leía a escondidas.

- ¿Me pregunta si no estaremos confundiendo amistad con amor? Sinceramente señor, no lo sé. Jennie es y siempre será mi mejor amiga. Y si esto que siento cada vez que la miro, es lo que los poetas llaman amor, entonces, sí, la amo - Le dije mientras recordaba una definición que escuché alguna vez: 'El amor es algo que te lía, una descarga de energía que te va quitando la razón, te hace tropezar y te crea confusión' - No de unas millas de formas, sino de un modo abrumador. De un modo que ha llegado a definir quién soy y lo que soy, y se ha convertido en el núcleo de mi ser - Volvió a mirarme a los ojos - Esa es la razón, señor, de por qué hasta ahora.

Mi coreana esbozó una sonrisa me soltó la mano y me acarició la mejilla. Luego se acercó despacio y me besó.

Estaba tan metida en el beso que de milagro no sé si realmente solté un gemido de perro herido cuando ella se separó de mi a regañadientes. La vi buscar con la mirada al causante de la interrupción, la vi fijar sus ojos en la idiota de su prima. ¿Por qué no me sorprendía que ella fuera la culpable?

Mamá, papá... Soy gay. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora