SUMMER LOVE (KookTae)

OCHO

Si Taehyung antes se sentía feliz, con esto sentía que desbordaba de emoción, tenia tatuajes! Claro, eran temporales, PERO TENIA TATUAJES, por dios, no lo podía creer, no paraba de pasar la yema de sus dedos para sentir la textura de estos.

Ambos chicos se encontraban abrazados en el mismo muelle donde se conocieron, la marea había bajado así que esta vez no podían tocar el agua con sus pies, Jungkook lo abrazaba por la espalda mientras veían el celular del rubio, no podían creer como de un día a otro la cuenta se hizo tan famosa.

-No quieres entrar al agua? – pregunto el azabache al mismo tiempo que se levantaba para quitarse la camiseta, fue ahí que Taehyung tuvo la oportunidad de mirar completamente los tatuajes del chico, al parecer la tinta llegaba hasta el pectoral y por lo que le conto, quería aun mas tatuajes.

Taehyung solo pudo reaccionar cuando sintió el agua golpear su cara, miro ceñudo al responsable que se encontraba con una sonrisa radiante – te ves hermoso- soltó de pronto, viendo las mejillas teñirse de rosa – déjame tomarte otra foto – y estiro su mano para alcanzar la cámara que se encontraba a un lado del chico, hizo ajustes, movió el ángulo y el click se hizo presente – Para tu perfil – agrego finalmente – quieres verla? – Vio al contrario asentir – entonces baja para que puedas publicarla – Taehyung se levanto y con cuidado bajo para reunirse junto al chico. Jungkook no perdió tiempo e inmediatamente cruzo sus brazo por sobre la cintura del chico, Taehyung por su parte entrelazo sus manos en la nuca del azabache.

-Creí que me enseñarías la foto – comento Tae mientras sentía como sus respiraciones se juntaban

- Claro - respondió en cambio, sin embargo no hizo ademan de querer separarse, ambos se encontraban hipnotizados viendo al contrario, tal como la primera vez, el sonido a su alrededor desapareció, en ese momento, solo eran ellos dos, sin más, juntaron sus labios, sintiendo el sabor del otro, disfrutando de ese primer toque, sintiendo aquella corriente eléctrica que sentían cada que sus pieles rozaban, seguros de que el otro también sintió lo mismo, no podían separarse, o no querían, poco a poco dieron pasos cortos adentrándose más debajo del muelle, la oscuridad que este ofrecía fue cubriéndolos lentamente.