-19-

2K 92 35
                                    

Parte 1/2

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Parte 1/2

Confinarme en mi cuarto durante el atardecer solía ser un pequeño escape diario, donde desde el angosto balcón rodeado de pequeñas masetas rojizas podía apoyar mis brazos en la barandilla húmeda, inhalando el característico aire puro del campo y contemplar la puesta del sol.

Cerraba mis ojos, aspiraba el aire que alcanzaba a quemarme las vías aéreas y expulsaba todos mis pesares para que el viento se hiciera cargo de ellos.

Todo recuerdo vivido retornaba a mi mente sin autorización, como si desearan martirizarme segundo a segundo sin descanso hasta mi descanso eterno. Aun no razonaba como había actuado tan normal durante toda la tarde del domingo en casa de Ciro, pero lo hice, pese a que un nudo me oprimía tan fuerte la garganta que sentía la necesidad de vomitar.

Tenía miedo, porque sabía que la situación comenzaba a empeorar mediante el tiempo transcurría. Estaba asustada, y no solo por lo que pudiera sucederme, sino a todas las personas que consideraba importantes para mí. Era inevitable cerrar los puños y dar pequeños golpes secos sobre la barandilla de madera cada vez que recordaba como Judas le había hecho frente a una persona que con tranquilidad podía acabar con él sin ensuciarse las manos. Podía acabar con Dante por deberle dinero, podía extorsionar a cualquiera que conociera ahora que ya conocía mi rostro a la perfección.

Maldita sea, jamás pensé que una pesadilla pudiera vivirla en carne propia.

Entonces, allí mismo pude darme cuenta de que el diablo te ofrece el plato, pero no te obliga a comer.

No culpaba a nadie por mis acciones, mis torpes e irresponsables acciones solo por tener un segundo de libertad. Después de todo, sabía perfectamente lo que estaba haciendo a pesar de no conocer a esos cuatro muchachos por completo. ¿Acaso todos usaban un sobre nombre como Judas? ¿De dónde venían? O lo más importante para mí en este momento, ¿Los cuatro se hallaban detrás del mismo objetivo?

Los días trascurrían con tanta naturalidad que regresar a la rutina se volvía un martirio. Respondía los mensajes de Lilith, nos comunicábamos a todas horas, y le preguntaba si necesitaba algo, donde se hallaban o que sucedería con ellos en los próximos días. Vagamente me notificó que Dante pudo contactarse con un pariente lejano en Lafayette, uno de los tantos que sabia sus antecedentes, e intentaba convencerlo para que los tuviera de inquilinos por unos cuantos días hasta que pudieran concretar aquello por lo que tanto habían estado esperando.

Y por más que preguntara que debían concretar, no recibía respuestas.

Quien también frecuentaba en escribirme con regularidad era Judas, y sus mensajes solían apilarse uno sobre otro. No sabía cómo podía responderle, así como tampoco hablarle nuevamente. Mis deseos de volver a encontrarme con él en mi camino eran insaciables. Sin embargo, cada vez que recordaba las noticas y esa información sobre aquella familia que Judas me había brindado aquel domingo por la mañana, conseguía que me diera un pequeño tiempo para mi apartada del bullicio que tan bien suele hacerme, y tan mal a la vez.

Ruega Por Mí ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora