"Si o Si"

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˚₊· ͟͟͞͞➳❥ Esta historia no incluirá modismos argentinos.

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˚₊· ͟͟͞͞➳❥ Iván bottom

˚₊· ͟͟͞͞➳❥ Está historia adaptada está con el fin de entretener, no permito comentarios fuera de contexto, dedicado para las personas que les gusta este bromance.

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17 años

El sol invernal me molestaba, había corrido las cortinas de mi habitación y eso logró despertarme. Estaba tan frío que ni La Luz me convenció para salir de mi cama, estaba cómodo entre las tibias sábanas y la esponjosa almohada que mamá me había comprado la semana pasada.

Era una paz, una tranquilidad amortiguadora.

Hasta que Veronica entró corriendo y se puso a saltar sobre mi cama.

— ¡Es el día, es el día! — gritaba. Se tiró encima de mi y me destapó. Busqué las mantas con mi mano, pero las había apartado hasta dejarlas al borde de la cama. Genial, ahora debía levantarme.

— ¿De qué estás hablando, enana? — le pregunté irritado. Los ojos azules de Veronica brillaban de excitación, algo lo tenía muy emocionada. Algo quedo no podía recordar.

— ¡Es el día! — repitió. le tiré el cabello y la boté al suelo. Se quejo un buen rato hasta que al fin se quedó callada.

— Ahora que estás calmada y no estás aplastándome, me dirás de qué bendito día estás hablando.

— ¡Es el cumpleaños de Rodrigo! —exclamó.

Claro, era el cumpleaños de Carrera. Lo había olvidado por completo. O al menos eso intenté.

— ¿Y por eso me despiertas? — le gruñí. Veronica ya tenía 14 y aun seguía siendo bastante infantil. Amanda cuidaba de ella como si fuera su hija, Como Sara que se había marchado hace ya algunos años a Canadá para estudiar, consolaba su tristeza en velar por la felicidad de Veronica. De cierta manera eso me gustaba, ni Amanda ni Veronica sufrían, se tenían la una a la otra cuando más se necesitaban.

— Sí, es que ya es un adulto. ¡Ahora es un hombre! — gritó otra vez. Iba a dejarme sorda antes de que yo cumpliera los 18.

— ¿Y que se supone que era antes? —miramos hacía la puerta, donde Rodrigo se apoyaba en el umbral con los brazos cruzados sobre su pecho. Iba en pijama al igual que Veronica, tenía el cabello despeinado y se notaba de lejos que recién había despertado.

— Eras un hada — le dediqué una sonrisa burlona y él me devolvió una mirada asesina. Tuve una larga discusión con él después de que me regalará a Nana, le expliqué que todos esos años creía que el hada de las galletas me las dejaba frente a mi puerta cada vez que me sentía mal. Le dije que era un acto muy dulce de su parte, pero que no lo hiciera más hasta que se me pasara el enojo por lo de Pablo, que si quería mi perdón unas simples galletas no bastarían. No rechistó y me hizo caso, como todas las cosas que le pedí después de ese día.

𝗠𝗔𝗥𝗥𝗬 𝗠𝗘 ; rodrivanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora