"Secuencia de desastres"

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˚₊· ͟͟͞͞➳❥ Esta historia no incluirá modismos argentinos.

˚₊· ͟͟͞͞➳❥ Rodrigo top

˚₊· ͟͟͞͞➳❥ Iván bottom

˚₊· ͟͟͞͞➳❥ Está historia adaptada está con el fin de entretener, no permito comentarios fuera de contexto, dedicado para las personas que les gusta este bromance.

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Acaricié la mano de Iván. Ahora no lo hacía porque quisiera pedirle perdón, como acostumbré todos estos años, sino que lo hice para que supiera que estaba allí con él, a su lado y que desde este día no lo abandonaría.

— Rodrigo, no te duermas con el traje puesto — me dijo Iván cuándo me acosté en "nuestra" cama.

Veía las cosas como si estuvieran cubiertas de una neblina brillante y espumosa, lo único que distinguía era lo bello que seguía luciendo él a pesar de que estaba cansado por un día tan agotador como nuestra boda.

El alcohol se me subió a la cabeza enseguida, deseaba tenerlo entre mis brazos cuanto antes, de verdad lo deseaba. Pero reprimí mis impulsos y mantuve el poco autocontrol que me quedaba para quitarme el traje y ponerme la pijama.

— Por dios, estabas tan ebrio. Juraba que volverías a hacer un espectáculo con Dani — no entendí de qué estaba hablando, ¿yo? Daniel fue el que bailo para mí.

— Soy irresistible, lo siento — rio conmigo y se quitó él traje que llevaba puesto frente a mis ojos. Quedó en ropa interior y abrí los ojos ante la confianza que teníamos de pronto.

Él se dio cuenta e hizo una mueca.

— Ya estamos casados, es legal. Además no es la primera vez que me ves así, si mal no recuerdo: estuvimos desnudos en esta habitación hace un tiempo — me perdí en ese glorioso momento. Aún sentía los nervios a flor de piel y las imágenes eran tan nítidas dentro de mi cabeza por culpa del alcohol, que me quedé imaginando y recordando lo que pasó y lo que pudo haber pasado.

— No seas un pervertido, Rodri — Iván me lanzó una almohada al darse cuenta de lo que pasaba por mi mente. Me reí y lo invité a acostarse a mi lado.

— Disculpa, pero ahora "es legal" — le respondí con sus propias palabras.


・・・


Al otro día, mi cabeza era una bomba de tiempo. Beber dos noches seguidas no era lo más recomendable, pero se me quitó todo el dolor (o me obligué a dejar de quejarme) cuando no vi a Iván a mi lado.

¿Había sido un sueño?

Oh no, ¿y si soñé todo? ¿Si soñé que finalmente me había confesado y que nos casamos? no podía seguir viviendo así.

— ¡Rodrigo, es el día! — exclamó alguien. Era la voz de Veronica, que entró deprisa a mi habitación con los ojos tapados por su mano y se puso a dar saltos en el umbral.

𝗠𝗔𝗥𝗥𝗬 𝗠𝗘 ; rodrivanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora