Las amenazas, el terror y la dependencia emocional no dejan a Luzu huir de una relación abusiva, Quackity está dispuesto a salvarlo y demostrarle que el amor no duele, dando todo de sí, intentando dejar atrás el miedo que siente por el monstruo detr...
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¿Qué es el amor? A algunas personas les gustaba describirlo como la atracción sentimental y sexual hacia otras personas, otras lo llamaban "proceso neurológico donde bla, bla, bla...", pero eso no era suficiente para entender qué era lo que sentía, ¿tal vez admiración? ¿Respeto? No, no era eso. Quizá solo le gustaba la atención que recibía de él, la forma en la que se hablaban con conversaciones cortas y concisas, su lindo cuerpo e inteligencia, aunque en realidad todo eso era parte de enamorarse de alguien, ¿no?
Es que, no sabía explicarlo, era un sentimiento nuevo, el tan solo tenerlo cerca le provocaba una ininteligible euforia, ganas de querer tocarlo pero a la vez mantenerlo intacto, como si fuese una joya preciosa.
Cerca de él su corazón se sentía tan en paz pero tan intranquilo al mismo tiempo. No sufría al pensar en él, al contrario, su mente se posaba en armonía.
La única relación que tenían era como compañeros de clases, aunque, eso de vez en cuando le hacía pensar que fue obra del destino, que quiso que de alguna forma estuviesen más unidos.
Pero si hablaba del destino con sus amigos seguramente primero recibiría una palmada en la espalda y luego sería coreado con risas.
Alexis, apodado Quackity por sus amigos y compañeros, estaba enamorado profundamente.
Y si el destino realmente había intervenido, entonces vaya hijo de puta, porque la experiencia que estaba por vivir sería la más traumática que haya experimentado en sus veintitrés años de edad.
Pero al final todo valdría la pena.
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Viernes 19 de agosto del año 2022, los Ángeles, California. El edificio de la facultad de derecho estaba siendo abrazado por el feroz sol, provocando que todos dentro estuviesen ansiosos de terminar las clases del día y correr hacia la playa con sus amigos. Incluso los profesores ansiaban terminar e irse, pero hacerlo antes de tiempo sería contraproducente para su sueldo.
Ese día estaba más distraído que de costumbre, el sedoso cabello castaño iluminado por el dorado sol que se encontraba en la banca frente a él no lo dejaba concentrarse, perdido en su imaginación el día pasó volando, aunque en consecuencia tendría que estudiar el temario en casa como ya había pasado varias veces durante los nueve últimos semestres. Actualmente cursaban su último semestre de la carrera, el cual acabaría exactamente el 2 de diciembre del mismo año, así que a aprovechar la hermosa vista que lo había embobado tanto hasta entonces.
La campana sonó haciendo que todos se levantasen de sus asientos y el profesor gritase un cansado "hasta el lunes", recogiese sus cosas y saliese casi corriendo a su auto.
Un chico de cabello puntiagudo y ojos morados caminó casi a su lado sujetando su mochila de un solo lado, pero no buscándolo a él. —Vámonos Luzu, que hay buenas olas hoy— dijo, dando un ligero puñetazo en el hombro de su amigo mientras sacaba las llaves de su auto.
