▫️⚜capítulo 18

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—POV Alanna—

Él no se merece que me haya levantado con este dolor de cuello. A la otra no me preocupo y me voy a dormir a la cama de una vez.

Odio que haga cosas así, no puede solo desaparecer de la faz de la tierra, sin percatarme.

Me bajo del carro con mi café en la mano. Necesito al menos unas tres tazas para despertarme por completo.

Entrego las llaves del carro a Estuard y me dirijo rápidamente al elevador. No tengo tiempo que perder. Todavía existe una mínima posibilidad de que se encuentre dormido en su oficina.

Llego al segundo nivel, no hay ni un alma todavía. Hoy vine antes que todos a la oficina con un propósito, encontrarlo babeando sobre su escritorio.

Voy directo a su oficina. Tiene que estar aquí.

Pocos son los pasos que me separan de su oficina, y mi corazón se acelera con cada paso que acorto.

Agarro el pomo de la puerta. Mis manos me sudan un poco de los nervios. Giro el pomo lentamente y entro a trompicones.

Levanto la mirada abruptamente, me encuentro con la oficina vacía.

¡Maldición! No puede ser que no esté aquí.

Salgo dando un portazo a su oficina y me dirijo hecha una furia hacia la mía.

Entro en mi despacho y me voy directa a mi escritorio para empezar a trabajar con el trabajo pendiente.

Tengo que mantener mi cabeza en orden. No puedo perder el control.

Juro que cuando lo encuentre lo voy a asesinar con mis propias manos.

Abro una de las carpetas que tengo enfrente de mí. Trato de enfocarme en el documento.

Logro concentrarme y paso con la nariz metida en la información alrededor de una hora.

Me estiro en mi silla, y me llevo mi vaso de café a los labios. Pero, este se encuentra vacío.

Necesito uno nuevo.

Me levanto de la silla y me voy directo a la puerta, en busca de un nuevo café. Salgo de mi despacho y encuentro a Sky detrás de su escritorio.

— Buenos días, Sky —saludo y trato de brindarle una sonrisa.

— ¡Wow! —exclama dramáticamente. —¿Qué te ha pasado? ¿Qué son esas ojeras? —indaga, mirándome de arriba abajo.

— No pude dormir bien anoche —comento. —una larga historia —agrego, cuando miro que tiene la intención de indagar. —te cuento luego —hago un pequeño puchero. —por favor, necesito con urgencia otro de estos —coloco mi vaso de café ya vacío.

— Enseguida —dice, levantándose de su asiento. —cuando te lleve el café a tu oficina quiero los detalles —sentencia, saliendo detrás de su escritorio y encaminándose hasta el elevador.

— Necesitas más de un café para que suelte la lengua —grito a modo de broma.

Ella se sube al elevador y se va.

Observo la oficina, todos están de lleno en sus asuntos.

Suelto un suspiro, y me encamino hacia el elevador. Tengo algo que hacer, puede ser una de mis últimas esperanzas.

Oprimo el botón, y espero con cierta impaciencia. Cada segundo que corre y no sé nada me está volviendo loca.

Salgo del elevador y voy directamente al despacho final. Llamo a la puerta y no espero ninguna respuesta antes de entrar.

La verdad en él ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora