▫️⚜Capítulo 22

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POV Alanna

— Alanna —advierte la voz grave de Asher. Continúo avanzando y no dudo en aumentar la velocidad de mis pasos.

— Repite lo que acabas de decir —su voz se escucha más elevada. —espera que te atrape y verás. Te arrepentirás de tus palabras.

Comienzo a correr. No conozco la casa, no sé en dónde están los chicos. No sé en donde esconderme de él.

Me detengo y escucho atenta. Detrás de una puerta escucho unos murmullos. Deben de ser Sky y Jay.

No dudo en avanzar hacia esa puerta y entro sin tocar. Encuentro a Sky sentada sobre la cama en forma de indio y con los brazos cruzados por debajo de su pecho, y Jay se encuentra recostado contra la pared.

Ambos giran su cabeza en mi dirección.

— ¿Qué pasa? —pregunta Sky, mientras me detalla.

— Jay, ¿En dónde está la ducha? —cuestiono, mientras trato de controlar mi respiración agitada por la pequeña carrera que tuve.

— ¿Por qué estás agitada? —señala Jay, mirándome con esos ojos ambarinos curiosos.

— Yo —doy una gran inhalación. —estoy huyendo de Asher —agrego, mientras retrocedo lo suficiente para salir un poco de la habitación y mirar por el pasillo. No está a la vista.

Algo me dice que me está dando ventaja. Y lo odio.

— Alanna —resuena la voz de Asher más cerca. Creo que la ventaja que me está dando no es tan grande.

— ¡Jay! ¿En dónde está el baño? —pido. No tengo mucho tiempo. —¡Dime! —me quedo fuera de la habitación esperando su respuesta.

Me observa por unos segundos. Parece disfrutar de mi leve desesperación.

— Al fondo, la última puerta —informa.

No le agradezco, ni lo miro por última vez. Ignoro todo y me dirijo rápidamente hacia la puerta que me indicó.

— Sabes que en esta cabaña no hay donde esconderse, pequeña —otra advertencia más por parte de Asher.

Abro la puerta y entro en el baño. Justo cuando me volteo para cerrar la puerta, logro vislumbrar por las escaleras ese cabello cobrizo, y luego esos penetrantes ojos verdes.

Cierro la puerta y adiós a mi tormento.

Me recuesto contra la puerta y cierro los ojos. Inhalo, exhalo.

Solo a mí se me ocurre. Envés de colocar distancia, estoy creando falsas esperanzas para él.

Niego con la cabeza y abro los ojos.

Con lo primero que se topan mis ojos es con el lavabo negro que hay frente a mí, junto con un mueble de madera negro estilizado.

Me acerco a él y me agacho un poco para abrir las puertas. Encuentro toallas blancas bien dobladas y limpias.

Recompongo mi postura y me fijo en el espejo que hay encima del lavabo. Es de tamaño mediano y es cuadrado con los bordes curvados. No es la gran cosa, suficiente para un par de chicos solteros.

Mientras trato de serenarme, dejo a mis ojos vagar por el resto del baño.

No me debería de extrañar nada esto. La ducha es de otro nivel, justo como él.

Hay una bañera negra inmensa, en la cual podrían caber hasta tres personas. En otro apartado, hay una ducha, un estilo único. Hay enredaderas esparcidas por el azulejo negro, parecieran que escalan por ellos y terminan enredadas en la regadera cuadrada.

La verdad en él ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora