▪️⚜Capítulo 29

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—POV Asher—

Observo a Ann caminar a unos pasos por delante de mí, junto con Sky.

¿Fue real lo que pasó anoche? No puedo creer que finalmente la tenga solo para mí. Finalmente aceptó lo que hay entre nosotros.

Después de tantos años, estamos juntos.

— Pssst

Volteo mi rostro hacia Jayden, que va justo a mi lado.

— ¿Qué?

— ¿Por qué tienes esa cara de idiota? —inquiere, lanzando una mirada hacia Ann y luego hacia mí.

— Yo te podría preguntar lo mismos. Pero, esa cara de idiota siempre la has tenido desde tu nacimiento.

— Auch —se queja, llevándose una mano al pecho.

— Oye, cambiando de tema —observo su rostro cambiar de la diversión a la seriedad. —¿ya has pensado cómo le confesarás tu secreto a las chicas? —mira fijamente hacia ellas.

— Jodidamente no —volteo hacia ellas también y suelto un suspiro.

Anoche que tuve a Ann en mis brazos, estuve dándole un millón de vueltas en mi cabeza. ¿Cómo reaccionará?

— No tienes demasiado tiempo —me recuera Jay. —sabes que no tardaremos en llegar —me coloca una mano en el hombro en señal de apoyo.

No respondo y me concentro en el camino.

Estamos a poco de entrar al pueblo.

Agudizo mis ojos y oídos, poniéndome alerta a cualquier paso en falso.

Mantengo mi vista sobre las chicas. Parecen encantadas con cada paso que nos adentramos a las calles abarrotadas del pueblo. El bullicio de los comerciantes. Mujeres, niños, adolescentes, todos ofreciendo sus productos.

Se acerca a ellas, una señora de cabellos blancos como la nieve, con una sonrisa cálida en los labios.

— Miren, jovencitas. Es justo lo que están buscando —le enseña un collar de diamantes a Ann y levanta su otra mano, para mostrarle a Sky una pulsera de zafiro. —justo para usar con un precioso vestido para una cita con sus atractivos novios.

Ellas se quedan unos segundos examinando las joyas.

— Y, ustedes, jovencitos. El mejor regalo para sus encantadoras novias —dirige su mirada hacia nosotros.

Nos observa atenta y puedo fijarme como sus ojos se agrandan con sorpresa.

— Muchas gracias, señora —dice Jay, acercándose a ellas. —pero, para nuestra fortuna, nuestras chicas no son costosas, ni tan materialistas —pasa un brazo por los hombros de cada una.

— Yo sí lo soy, cariño —contradice Sky, cruzándose de brazos y siguiendo el juego con el que empezó la señora.

Ella le quita el brazo a Jay de encima de sus hombros, y Ann, solo se ríe.

— Discúlpenos, en otra ocasión será —me adelanto hasta quedar detrás de ellos. Coloco una mano en la espalda de Ann y otra en la de Sky, instándolas a caminar. —llevamos algo de prisa. Pero, ya sabemos en dónde encontrarla —le doy un suave asentimiento con la cabeza.

— Claro, su alteza —murmura con una inclinación y una sonrisa deslumbrante.

Maldición

— ¿Cómo dijo? —pregunta Ann, extrañada, volteando a verla por sobre su hombro.

— Nada —me apresuro a decir.

Proseguimos nuestro camino entre las calles abarrotadas.

Nos mantenemos a pocos pasos detrás de las chicas.

La verdad en él ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora