Súbete a mi moto [BajiFuyu Week]

V. Los besos que quise darte

•Advertencias: Ninguna.
•Etiquetas: Canon Divergence, hurt/confort, confesiones, angst con final feliz.
•Palabras: 2.8k
•Sinopsis:
《Tres veces que Chifuyu quiso besar a Baji, y una vez que Baji lo besa》.

Descubrir lo mucho que se había enamorado de Baji no fue impactante, solo se dio cuenta eventualmente.

Si le preguntaban, no sabría precisar en qué momento se enamoró de Baji. Al contrario de lo que decían los mangas, no hubo una sonrisa en medio de una puesta de sol que hiciera latir su corazón descontroladamente, no hubo un momento rodeado de flores de cerezo durante el nuevo ingreso con un viento místico que hiciera bailar los pétalos a su alrededor. No, hubo pequeños momentos, pequeños momentos como aquella vez que peleó en su nombre y lo llamó su amigo, cuando lo llamó desde su ventana para montar moto, cuando vieron su primer amanecer juntos por quedarse hasta tarde hablando en las escaleras, cuando levantó su vista de sus mangas una tarde y lo encontró profundamente dormido, cuando limpió una pequeña gota de sangre en su mejilla tras una pelea, cuando sus ojos se encontraban por las mañanas y cuando acariciaba su cabeza con tanto añoro. Tantas pequeñas cosas que Chifuyu no podía enumerar. 

Sin pensarlo, un día simplemente pensó en que deseaba mucho poder cerrar el espacio que separa sus hombros al caminar, poder tomar su mano en la suya, poder besar su mejilla, poder abrazarlo por detrás, poder tocar sus labios…

Sus deseos y sentimientos eran demasiado intensos y demasiado nuevos para que Chifuyu supiera qué hacer con ellos. No sería un problema demasiado grande, si Matsuno no fuese tan débil. 

Débil por caer en tentaciones tan banales como en esta ocasión. 

Baji se había quedado dormido en casa de los Matsuno, era viernes por la noche, por lo que no importaba mucho desvelarse. Se habían quedado viendo el estreno de un anime que Chifuyu estaba esperando y Baji se había dormido en el sofá, mientras él se había sentado en el suelo. 

Al voltear y ver la pacífica cara de Keisuke, desde sus frondosas cejas, aquella pequeña línea en su frente que se acentuaba al fruncir el ceño, sus largas pestañas, el fino puente de su nariz, sus labios rosados que se veían tan suaves.
 
Chifuyu no fue del todo consciente cuando dejó de respirar, así como cuando se inclinó sobre Baji, ni cómo llegó a sentir la suave respiración del otro sobre la suya. 

Recobró el sentido en el instante en que su madre llegó del trabajo y él mismo se dio cuenta de lo que estaba a punto de hacer. 

—Oh, ¿Keisuke está aquí? —dijo su madre después de saludar, encendiendo las luces que habían estado apagadas. 

Baji se había despertado unos segundos después de eso, negando cuando su madre le preguntó si se quedaría a dormir y agradeciendo la hospitalidad.

Ninguno de los dos sabía lo que Chifuyu estaba por hacer, lo que tuvo la intención de hacer. Lo que casi pasó. Fue la primera vez que tuvo la intención de besar a Baji.