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Antes de leer:

Esta historia contiene:

-Lenguaje vulgar.
-Escenas eróticas explícitas. 
-Exhibicionismo, sadomasoquismo.
-Menciones a problemas familiares.

Si es sensible o le disgusta algo de lo previamente mencionado, le recomiendo no leer.

! Historia corta.

[...]

Vierto el café sobre la taza y le echo dos cucharadas de azúcar. No soy muy fanático, pero al dormir tres horas por noche y trabajar arduamente todas las semanas, se ha vuelto una necesidad. Procedo a beberlo con lentitud debido a que se encuentra bastante caliente y, accidentalmente, me quemo un poco la lengua.

Jimin entra a la sala de descanso y me pega en el culo. Lo regaño por ser tan descarado en un lugar laboral y me lanza un beso, para luego tomar una cookie de la mesa y devorarla.

—¿Has oído? Vendrá el hijo de Jeon a trabajar con nosotros. Al parecer, su hermano se irá a vivir a Europa y debe ocupar su puesto —menciona y no podría importarme menos lo que me está diciendo.

—Ah ¿Pero cuántos tiene? ¿No es el menor de la familia?

—Lo es —asiente—. No supera los treinta.

—Vaya.

—Sí, ese chico no debe haber pisado una oficina en toda su vida. Me aterra pensar en lo que debe ser tenerlo como compañero de escritorio —murmura. Los escritorios son espaciosos y, por lo tanto, cada persona debe compartirlo con alguien más. Uno en cada lado. Yo he sido afortunado de no tener compañero hasta el momento.

—Ah, no seas así —lo codeo y muevo mis dedos sobre la taza de porcelana.

—Tal vez te toque a ti.

—Por dios, no, es lindo no tener que compartir espacio.

Salimos de la sala de descanso y caminamos por los pasillos del edificio. Nos subimos al elevador y esperamos pacientemente a llegar al séptimo piso, pero se detiene en el tercero. Suspiro.

—Buenos días —dice la persona que se sube con nosotros y Jimin me pega en la nuca, para después señalar con la cabeza a quien está a mi lado. Giro mi rostro disimuladamente y noto a un chico con facciones marcadas. Su piel es pálida y su cabello negro como el carbón.

—B-buenos días —balbuceo y escucho a mi amigo reír por lo bajo.

—¿Qué? —sonríe— ¿Cómo te llamas?

—Taehyung. Kim TaeHyung —me presento y extiendo mi mano, esperando estrecharla con la suya. Pero, en cambio, me choca los cinco y me deja atónito.

—¿Qué onda? Jeon Jungkook.

Siento la presión bajarme al oír sus palabras. El hijo de mi jefe es una de las personas más atractivas que he visto en mi vida y, a su vez, la que más raro se comporta en una empresa tan formal y seria.

Es alto, rozando el metro ochenta, lleva un traje negro y una camisa del mismo color, de seda. A pesar de la cantidad de ropa que lleva encima, se nota un tanto robusto y sus piernas son las más musculosas que me he encontrado. Su sonrisa es tierna pero a la vez seductora y no puedo evitar imaginarme que debe tener a miles de hombres y mujeres a sus pies.

Just the two of us. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora