6.

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Jungkook

Aprieto los botones del control remoto y veo los canales de la televisión pasar, pero ninguno logra captar la atención. Bebo un sorbo de la lata de cerveza que habita en mi mano izquierda y me quejo cuando noto que me la he acabado en poco tiempo.

Me acomodo para echarme una siesta ya que no hay nada interesante para ver, pero el timbre suena y aquello me molesta.

Me levanto y abro la puerta. Mi papá entra a mi departamento y me siento invadido, quiero reprocharlo pero sé que eso empeorará las cosas y noto que se encuentra de mal humor. Coloca una carpeta sobre la mesa y me acerco, viéndolo con atención.

—Necesito que trabajes extra en la empresa, Jungkook —dice y suspiro.

—Pero, papá, apenas empiezo ¿No te parece suficiente ya?

—No. No hiciste nada durante toda tu vida, no seas perezoso —me recrimina y tenso la mandíbula.

—Porque toda mi vida estuve preparándome para trabajar en tu negocio —me quejo y la mirada que me dedica me hace sentir cohibido.

—Tu hermano seguía estudiando cuando empezó a trabajar y llevó el negocio a las afueras de Corea del Sur. Eso es impresionante, haber estudiado por unos años y ya no lo es ¿Sabes?

—No me compares con Ggukseo, es un idiota.

—Tienes envidia porque es más inteligente que tú —espeta y sus palabras se sienten como estacas en mi corazón, que logran quebrarlo en miles de pedazos—. Trabajarás dos horas más los miércoles y jueves. No es nada, luego te agregaré más tiempo.

—Está bien ¿Puedes irte?

—Respétame, Jungkook, soy tu padre.

—Está bien, pa ¿Puedes, por favor, irte?

Suspira y se va, cerrando la puerta con fuerza. Siento un nudo en mi garganta y toda la energía que tenía disminuyó con su toxicidad. Me recuesto contra la pared y cubro mi rostro, frustrado. Un peso enorme se instala en mis hombros y me siento un inútil.

Tomo mi celular y marco el teléfono de la persona que sé que me hará sentir mejor. Espero pacientemente a que atienda y lo hace a los pocos minutos.

—¿Hola?

—Taehyung ¿Estás libre?

—Voy para allá —dice y sonrío, satisfecho.

No pasan muchos minutos hasta que suena el timbre. Abro y sostengo su cuerpo con mis brazos, besándolo con desenfreno. Sus dedos presionan mi espalda y tiene sabor a fresa debido al bálsamo que ha comenzado a usar. Adoro sentir sus manos contra mi cuerpo y lo necesitado que luce al respecto.

Me siento en el sofá con Taehyung a horcajadas y acaricio sus piernas, de las cuales me encuentro completamente obsesionado. Varias noches me encuentro fantaseando sobre ellas y agradezco enormemente que todos esos pensamientos puedan volverse realidad en cualquier momento.

La manera en la que me besa me genera algo que nunca nadie me ha generado. Es la persona más ardiente y hermosa que conozco y poder tenerlo se siente un privilegio, al igual que saber que mi cuerpo se encuentra a su merced.

Han pasado dos semanas exactas y ya se ha vuelto rutina tener sexo casi todos los días de la semana: en el baño del trabajo o de algún restaurante al que vamos con nuestros compañeros, en la sala de descanso, en la cocina de su casa, en la cocina de mi casa, en el piso de la sala, etc. Nuestros cuerpos son como imanes y nuestras manos se sienten vacías si pasamos un tiempo sin tocarnos.

Sin embargo, a pesar de que el sexo con Taehyung es una maravilla, siento una presión incómoda en el pecho. No puedo concentrarme con claridad en la situación y no es justo, porque el tenerlo encima mío se merece mi completa atención.

Just the two of us. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora