9.

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Entro a la oficina y me siento en mi lugar. Dejo mi abrigo en el respaldo de mi silla y enciendo la computadora para comenzar a trabajar. Jimin se acerca con una tierna sonrisa y me deja una taza de café en el escritorio.

—Gracias, dios —suspiro y bebo del líquido caliente, el cual acabo en un instante y quedo ansioso por más.

—¿Cómo estás? Te noto raro ¿Pasó algo? —pregunta y peina mi cabello mientras presto atención a la pantalla.

—No, está todo bien, supongo —murmuro—. Ayer pasó algo muy raro.

—Dime.

—Siempre que viene Jungkook a casa hacemos lo que hacemos, luego nos vestimos, me propone quedarse a limpiar y le digo que no y se va. Siempre funcionó bien que hagamos eso, pero anoche fue raro. Él estaba raro, yo estaba raro... no sé.

—Oh ¿A qué te refieres?

—No lo sé, no puedo explicarlo.

La puerta se abre y el nombrado entra a la oficina. Saluda a nuestros compañeros y cuando se detiene en mí hace una pequeña mueca y muerde su labio inferior con unos nervios bastante notorios.

—Buenos días —saluda.

—Buenos días ¿Todo bien?

—Sí —responde, seco, y comienza a trabajar.

Trago saliva y me reprocho por la situación. No me puedo concentrar en el trabajo debido a lo extraño que se comporta Jungkook: sus movimientos son torpes y apresurados, desorganizados.

Si yo no hubiese dejado que las cosas entre los dos pasaran, posiblemente podría concentrarme más y trabajar muchísimo mejor. No entiendo qué fue lo que pasó por mi cabeza y es que entiendo que me haya sentido débil ante sus encantos, pero debí pensar más en las cosas.

Tal vez exagero o me estoy adelantando a los hechos, pero en cierto punto creo que fui un tanto irresponsable. Pero en la otra mano, no me puedo arrepentir, Jungkook es maravilloso y la manera en la que conectamos es impresionante.

Me siento un tanto sofocado y me levanto. Salgo de la oficina y me dirijo a la sala de descanso. Me preparo un café ya que la máquina de aquí es la que mejor funciona y espero pacientemente a que termine de hacerse.

Un compañero mío entra y me dedica una sonrisa, imito el gesto con suma amabilidad y vierto el café en la taza para comenzar a beberlo. Se acerca un poco y lo miro, curioso.

—¿Irás a Osaka? —pregunta y vacilo.

—Sí, ya me he anotado ¿Y tú?

—También iré, es la primera vez que puedo ir.

—Te gustará, pero vas a estresarte mucho.

—Oh, nadie me había avisado eso —suelta una risa en voz baja— ¿Vas a hacer algo este sábado a la noche?

—No, por ahora.

—¿Te gustaría que vayamos a cenar a algún lugar? Si tú quieres.

—Oh —sonrío y asiento—. Por supuesto, me gustaría. Te pasaré mi número y arreglaremos el resto ¿Está bien?

—Claro —me extiende su celular y coloco mi contacto—. Gracias, Taehyung, hablaremos luego.

—De acuerdo.

Se va y cuando me doy la vuelta veo a Jungkook sentado. No me di cuenta de que había entrado pero decido no prestarle demasiada atención. Sus ojos se encuentran fijos sobre mí y aquello me desconcierta bastante.

—¿Una cita? —pregunta y lo observo. Se levanta y se acerca.

—Mh, puede ser.

—No sabía que te gustaba.

Just the two of us. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora