2.

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Entro a mi oficina y suelto un gemido de frustración. He llegado tarde a mi casa, por lo tanto cené tarde y por lo tanto me dormí tarde. No descansé mucho y mi cuello me duele demasiado, tanto que siento una incomodidad cuando quiero girar mi rostro.

Miro el lugar y veo a Jungkook sentado frente a su computadora, concentrado. Veo su escritorio hecho un desastre y aprieto mis puños, sintiendo mi paciencia disminuir poco a poco debido a lo desordenado que es. Me acerco y me siento en frente suyo.

—Buenos días —digo y, cuando me quiero sentar, piso accidentalmente un trozo de comida con mis zapatos nuevos. Me levanto— ¡Mierda!

—¿Qué? —me mira.

—¡No puedes ser tan desordenado! —exclamo, limpiando la suela de mi calzado— ¡Mira nuestro escritorio, es un desastre! ¡No tienes diez putos años, Jungkook!

—Bien —se levanta—. Podías decirlo amablemente.

—... Lo siento —suspiro y me siento. Comienza a ordenar—. No es tu culpa, soy muy cuidadoso con el orden y estoy estresado.

—¿Qué ocurre?

—No lo sé, he dormido poco y me duele demasiado la espalda. Tengo una contractura impresionante —me quejo y se acerca. Coloca sus manos grandes sobre mis hombros.

—¿Me permites?

—¿Mhm? —arrugo las cejas y comienza a hacerme masajes. Sus dedos se mueven con agilidad sobre mi piel y cierro mis ojos, relajando mi cuerpo. Se siente espectacular— Ah, mierda, gracias.

—Tienes la espalda hecha un desastre —menciona, sin detenerse—. Respira profundo.

—Mh... —suspiro—. Eres muy bueno con las manos.

—No sólo haciendo masajes —juguetea y pongo los ojos en blanco. Me sacudo para alejarme de sus manos y me giro con cuidado para mirarlo.

—Te he dicho que pares.

—¿Qué? Soy bueno dibujando y haciendo manualidades.

—Aish —escribo en los papeles sobre mi escritorio y se sienta en frente mío.

—¿Has desayunado? —pregunta y niego con la cabeza— Te haré un café.

—No hace falta.

—Sí hace, cállate —dice y algo en mi interior se revuelve. Se levanta y sale de la oficina, mientras Jimin entra y se sienta sobre el escritorio.

—Es un bombón —susurra y sonrío, negando con la cabeza.

—Estás casado.

—No dije que sea más lindo que mi hombre. Para ti es un bombón.

—¿Qué estás tratando de decir?

—Que se nota la tensión sexual a kilómetros de distancia. Ayer, en la sala de descanso, estaban sentados hablando y parecía que en cualquier momento iban a desnudarse.

—Estás diciendo tonterías, no tengo tiempo para esas cosas.

—¿No tienes tiempo para un polvo con un chico al que claramente le gustas?

—No tengo tiempo para un chico irresponsable que debe coquetear con todo lo que se mueve y que, además, es el hijo de mi jefe. Estoy bien así.

—Tienes la vida sexual de un viejo. No, un viejo tiene más vida sexual que tú —dice con sinceridad y chasqueo la lengua.

—Gracias, Jiminsito —respondo irónicamente—. No todo en la vida es el sexo ¿Lo sabes?

—Lo sé, pero digo que tal vez no te vendría nada mal tener algo de una noche y luego dejarlo en el pasado. Debes perder la desconfianza —palmea mi hombro— ¿Jihoon ha ido a buscar sus cosas a tu casa?

Just the two of us. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora