8.

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Taehyung

Me miro en el espejo y me siento verdaderamente patético. Uso una camisa blanca que se encuentra con la mayoría de los botones fuera, dejando mi pecho al descubierto. Lo combino con unos pantalones cortos que cubren apenas mis muslos y quiero abofetearme por estar arreglándome para ser follado por un chico con el que no tengo tanta relación.

No tengo veinte años, tengo más de treinta y los hombres a mi edad ya están casados y tienen hijos. Pero yo no, yo estoy preparado para que venga alguien a casa y me tome con fuerza como lo estuvo haciendo casi todos los días durante más de dos semanas.

Y peor aún, ese mismo chico ni llega a los treinta años y me folla contra los escritorios de la oficina cuando llegamos más temprano que todos, como si el mundo alrededor se esfumara y sólo fuésemos nosotros dos.

Rídiculo.

A pesar de sentirme ridículo, me encuentro sumamente ansioso cuando el timbre suena y me apresuro a abrir la puerta. Jungkook me mira de arriba a abajo. Se ve increíblemente apuesto y sostiene una botella de tequila. Sonríe juguetonamente.

—Qué bonito estás —entra a mi casa y cierra la puerta con su pie. Se acerca y retrocedo, hasta que mi espalda choca con la pared.

—Estoy enojado contigo —digo y me estremezco cuando su lengua recorre mi cuello y su boca succiona la piel de éste.

—Mhm, apuesto a que sí —presiona mi cintura con su mano libre y la acaricia.

—Jungkook... —suspiro y deja besos en mis clavículas, para luego sostenerme con sus brazos y alzarme. Lo miro—. Estamos perdiendo la cabeza.

—Sí ¿Y? —se dirige a la habitación y, a pesar de que mi boca dice lo contrario, no hago un intento en detenerlo.

—No podemos comportarnos así. Tú estás joven, yo no, no puedo hacer este tipo de cosas.

—Exageras —me acuesta sobre la cama y se arrodilla en frente mío, entre mis rodillas—. Eres joven.

—Claro que no, ya estoy viejo y feo —murmura y jadea, como si lo hubiese ofendido.

—¿Estás bromeando, Taehyung? —me quita la camisa y besa mi pecho, luego mi abdomen y mi pelvis—. Eres la persona más sexy que conozco.

—¿En serio? —me apoyo sobre mis codos y lo miro.

—Sí, dios ¿No ves cómo estoy? Hemos follado veces incontables y aún así no se me van las ganas de ti, nunca me había sentido de esa manera y estoy seguro de que una de las razones es porque eres hermoso ¿Entiendes? —acaricia mis brazos y sigue dejando besos húmedos en éstos—. Nunca vuelvas a decirte feo.

—Jungkook —sonrío—. Gracias.

—Me parece un desperdicio que no seas modelo, porque muchos pagarían por verte en las revistas. Yo pagaría.

—Ah —cubro mi rostro con vergüenza.

Toma mis muñecas y las coloca sobre mi cabeza. Se acerca y une nuestros labios en un beso lento. Pronto los pensamientos preocupados y negativos se desvanecen por completo, mis piernas flaquean con el simple contacto de su boca sobre la mía y es algo que quiero tener para siempre.

Quita la única prenda que cubre la parte inferior de mi cuerpo y separa mis piernas. Su lengua recorre mi entrada de forma apetitosa, como si su vida dependiese de ello y arqueo mi espalda. Presiono las sábanas con mis dedos y abro mi boca, dejando salir un jadeo deseoso.

—¡Ah! —muerdo mi labio inferior.

Continúa, concentrado y acaricio su cabello para luego abrir mis ojos lentamente y mirarlo. Hace contacto visual conmigo y se ve sumamente ardiente entre mis piernas, haciéndome delirar. Sostiene mi cintura y aumenta los movimientos de su lengua, de una manera que provoca que mi mente permanezca en blanco.

Just the two of us. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora