❝ Te tendré a toda costa para mi hyung, y nada, ni nadie me detendrá de hacerte mío ❞
Donde Hwang Hyunjin, alumno prodigio de la escuela de artes escénicas de Seúl, se encuentra flechado del nuevo estudiante Lee Minho.
¿Qué podría salir mal en aquel...
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A las afueras de la ciudad de Seúl, se encuentran las millas de autopistas que llevan a diversos puntos de Corea del Sur, pero a la vez hay áreas boscosas, que pocas veces son visitadas por las personas. En específico, dentro de esta área se encuentra una vieja, muy vieja cabaña, que parece que se derrumbaría en cualquier momento.
En este lugar, en esta cabaña digna de una película de terror de Hollywood, es donde se encuentran nuestros protagonistas. El sitio era propiedad del difunto padre de Hyunjin, por lo cual, nadie vendría por esos rumbos, el paraje estaba olvidado dentro de su familia, así como la memoria de su padre también.
Hyunjin esa misma noche se había molestado en conducir hasta la cabaña de su padre, el camino había sido sumamente tranquilo, ningún policía lo detuvo y su inconsciente acompañante siguió en su mundo de los sueños.
Cuando llegó a la choza, bajo del automóvil con una sonrisa plasmada en sus labios, inspiró el aire fresco que le asignó la noche dentro del bosque y se puso recordar las anteriores veces que había visitado el sitio.
La primera fue de niño, su abuelo había muerto en ese viaje, la segunda, su padre había golpeado a su madre sacándole bastante sangre, la tercera había perdido a su perro y su padre lo había hecho enterrarlo bajo la lluvia, Hyunjin se creía capaz de señalar con el dedo la tumba de su vieja mascota.
Ahora volvía a enterrar a alguien más aquí, que genial.
Hyunjin se devolvió al auto para sacar de este las llaves de la puerta principal de la cabaña, con pasos lentos consiguió ingresar a la estancia, al entrar recorrió el lugar con la mirada, deteniéndose en aquella vieja pala que tantas veces le había servido a su padre y a él para ocultar sus travesuras.
La tomó entre sus manos y salió del área, el pelinegro tenía un par de opciones, pero la verdad la más retorcida le ganó a su raciocinio. Cuando era niño, con su padre cavaban fosas a lo largo del bosque, luego ponían camas de paja o similares, y luego venía la parte más divertida.
¡Arrojaban personas dentro!
Oh, esos tiempos eran geniales.
Así que mientras creaba su plan retorcido se dijo que sería buena idea mejorar aquella vieja técnica de tortura y sepultura que empleaba con su difunto padre, en lugar de camas de paja, donde luego los ahogaban con tierra, Hyunjin quería prolongar ese terror en el idiota que estaba desvanecido en su maletero. Por lo que dejó, en lugar de camas de paja, produjo un cajón de madera, que colocaría bajo tierra, el chico podría respirar, obviamente, pero no sería agradable.
¡Sería una sepultación! Oh, hasta podría hacerle un acto fúnebre.
Había venido noches atrás para armar su pequeño calabozo, la ventaja era que Jisung era estúpidamente enano, así que cabría donde sea.
Mientras caminaba iba señalando las áreas donde estaban las viejas fosas que suscitó junto a su padre, seguramente estaría tan orgulloso de verlo ahora. Tras avanzar unos metros más, cerca de un gran grupo de árboles, Hyunjin se despojó de su chaqueta arrojándola al suelo y empuño la pala dispuesta a comenzar su labor.
