Huwumi Week [2022]

Arranged Married

El día de la boda de quien sea siempre es descrito como el día más feliz de todos, la idea de casarse y unirse con el amor de tu vida de por vida, pero para ella eso no se iba a poder pues, pese a que ella sí se iba a casar no lo iba a hacer con el amor de su vida y ni siquiera era su día feliz.

Se iba a casar, sí pero no con el hombre que amaba, sino que con el amigo de su padre. Su matrimonio iba a ser por conveniencia, al igual como lo fueron el de sus padres y hermanos.

-En cinco empieza la ceremonia, te quieren abajo-. Aviso la señora que en unos momentos se iba a clnvertir en su futura suegra.

-Enseguida voy.

La mujer se volvió a ir, no sin antes ver de abajo hacia arriba a la albina de mechas rojas. Fuyumi sintió la fría y perdida mirada de la mujer juzgandola por vallan a saber los dioses.

Se miró por ultima vez en el espejo admirando por ultima vez lo que sería de ella, después de ese día, no volvería a ser ni vivir como antes.
Se vio, vestida como nunca pensó que lo haría, usando un hermoso vestido blanco liso de corte recto en el pecho, sin nada que uniera el vestido con las mangas largas con corte campana que reemplazarán a los guantes. Un simple collar de perlas que le quedabas ajustado. Su pelo, tan blanco como la nieve pero con varios mechones rojo como sangre iba agarrado con un moño simple dejando caer tres mechones, dos a sus costados y uno que estaba corrido hacia el lado derecho de su cara, su pelo iba adornado con un tocado de flores, muy bonito y simple pero falsas  en la parte trasera de su cabeza.

Apenas y si tenia maquillaje, solo un poco de base con corrector y algo de brillo para iluminar más su rostro.

Ojalá ubira una manera de evitar ese compromiso, pero tenía una tarea que cumplir, el buscar lo mejor para su familia dejando de lado sus sentimiento y aspiraciones, así era siempre en familias como las suya, hombres y mujeres dejaban todo pata poder sacar adelante y mejorar todo su círculo para así poder estar en mejores posiciones.

-Todos tenemos un papel que cumplir,- Se dijo a sí para darse fuerzas-, ahora me toca el mio-. Un último suspiro y salio de la habitación.

Tenían que hacer dos ceremonias, la civil y la tradicional.
Para su suerte, el tiempo pasó rápido en el registro civil. Sólo unas firmas y yá. Lo que iba a tardar era la ceremonia en la iglesia. Por lo que había entendido, habían pedido una ceremonia completa con misa y todo.

-Ambos sabemos que este matrimonio estará condenado-. Le susurró su casi marido, Keigo, tenía su cabello rubio dorado bien peinado hacia atrás, llevaba un simple smoquin elegante color café caoba oscuro, corbata negra y camisa del mismo blanco que ella llevaba-, ¿No es eso verdad?

-Estoy en lo cierto. Dudó que esto valla por buen camino. Pero por lo menos. Los primeros cinco años finjamos-. Contestó. Intercambiaron los anillos junto a unos votos vacíos ya preescritosn, sin amor. Los unieron como marido y mujer. Ya no había vuelta atrás.

-Eso sí, quedese tranquila. Que no pienso faltarle el respeto.

-No pierda saliva en palabras que no va a  cumplir. Sabemos que eso es imposible.

-No lo crea así, mi dama-. Susuró.

Fuyumi lo miró por reojo, preguntándose si lo que él dijo sería verdad o no.

¿Lo sería?

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