𝑺𝒂𝒃𝒃𝒓𝒂 𝑪𝒂𝒅𝒂𝒃𝒓𝒂 | Eddie Munson

IV

Eddie regresó a casa para comer algo y hablar con su tío un poco, haciendo tiempo para después pasar por Rose.

El chico llegó a casa estacionando su camioneta, bajando mientras entraba al remolque. Wayne daba vueltas de un lado a otro preocupado hasta que vio la silueta del chico entrar por la puerta.

—Eddie —Wayne corrió rápido a abrazarlos mientras este se aferraba a su tío—, me llamaron también, Mónica dijo que Connie salió de la cárcel y que quería venir.

—No sé cómo demonios consiguió el número de la escuela pero lo hizo —Se separó del abrazo sentándose, sintiéndose frustrado.

Su tío imitó su acción mientras su pierna se movía con ansiedad.

—No importa lo que pase, no dejaré que se acerquen a ti —Wayne habló.

—Espero en serio que no vengan, no quiero verlos —Eddie se pasó la mano por el cabello, quitándose el algunos cabellos pegados en su frente por el sudor.

Eddie se levantó yendo a la cocina, sirviéndose en un plato lo que había de comer, comiendo rápido, sintiendo de nuevo que sus lágrimas querían salir. Se detuvo y Wayne de nuevo se acercó a él.

—Ellos no te van a hacer daño nunca más, yo no lo voy a permitir, ¿Sí? —Sobó su hombro y este asintió mientras volvía a comer.

Wayne se fue a bañar mientras Eddie terminaba de comer y arreglaba un poco la casa porque ya casi era hora de ir por Rose. Se quitó la chaqueta y el chaleco quedando solamente en una playera sin mangas con estampado de Metallica negra. Se amarró el cabello pues no aguantaba el calor, para después tomar sus llaves e ir por Rose.

Puso música a todo volumen mientras manejaba, para tratar de olvidar todo lo que estaba pasando. Llegó y vio a Rose sentada en una jardinera que estaba afuera de la escuela.

Rose miró la van acercarse, pues era imposible no darse cuenta con el ruido fuerte de la música que este traía. Se detuvo frente a ella mientras sonaba el claxon.

—Llegó su carruaje, su majestad —Le dijo asomando su cabeza por la puerta del auto sonriendo.

Rose hizo un sonidito de fastidio mientras tomaba su mochila subiendo del lado del copiloto.

—Hola, Rosie, te extrañé —Su voz se escuchaba sarcástica de nuevo.

—Cállate y vámonos —Lo miró con fastidio.

—Claro, claro —Movió sus manos, arrancando. Mientras conducía, se puso un cigarrillo en la boca, mientras le meneaba la cajetilla a Rose en señal de que tomara uno también, esta lo aceptó—, el encendedor está en la guantera —Indicó.

La chica prendió su cigarrillo, dando la calada y soltando el humo. Eddie la miró con una ligera sonrisa, Rose lo miró raro.

—¿Puedes encender el mío? —Habló Eddie con el cigarrillo en la boca.

Rose se movió un poco de su asiento, acercándose a Eddie. Este pudo admirar de cerca el rostro de esta, su maquillaje desordenado y extravagante que le quedaba tan bien junto a sus ojos oscuros. Sonrió viendo como Rose con su mano tapaba el aire para que el encendedor no se apagara, hasta que prendió el cigarro de este.

Rose se alejó sentándose bien de nuevo, este fumó de su cigarrillo, tomándolo con una mano mientras seguía manejando.

—Gracias —La miró de reojo. Esta sólo puso el encendedor donde lo tomó mirando por la ventana, mientras seguía fumando.

Ambos ya no hablaron, sólo sonaba la canción de "Sweet Child O' Mine".

Al llegar, Eddie se estacionó frente a su casa, mientras ambos bajaban.