𝑺𝒂𝒃𝒃𝒓𝒂 𝑪𝒂𝒅𝒂𝒃𝒓𝒂 | Eddie Munson

I

—Mierda —Billy miró los moretones que Rose tenía en los brazos y en la espalda—, ¿Por qué no me dijiste que tu madre te había vuelto a pegar?

Rose solo tomó su blusa tratando de tapar aquellos hematomas.

—¿Me vas a follar o vas estar preguntando porque me golpearon esta vez? —Dijo a la defensiva mirando al piso, realmente le avergonzaba que Billy la mirara así, pero este insistió mucho en tener sexo con la luz prendida, así que no tuvo opción.

—Oye, dime que sucedió —El rubio la tomó de los hombros suavemente.

—Llegó ebria de nuevo, es todo —Dirigió su mirada a los ojos azules de este.

Billy pasó sus dedos por los moretones, acariciandolos con suavidad sin lastimarla, luego se acercó a ella para besarla despacio. Esta correspondió soltando la blusa que la cubría, quedando únicamente en sosten y en la falda. Billy se separó, poniendo su mano izquierda en la mejilla de esta, mientras con la mano sobrante, comenzaba a tocar uno de los pechos de Rose. Este apretó los ojos ante la sensación. Billy la acorraló en la pared mientras ponía su pierna entre las piernas de Rose, para que las separara.

Comenzó a acariciar los labios de la chica con su pulgar, hasta que esta abrió su boca lento, mientras comenzaba a lamerlo. El chico miró con satisfacción aquella acción sintiendo la cálida boca de Rose hacer esto.

Rose dejó de hacer aquello mientras se acercaba desesperada a besar a Billy, quien la besó de la misma manera, tratando de quitarle la ropa interior debajo de la falda.

—Espera, espera —La de cabello negro se separó— ¿No está Max en la casa o sí?

—La idiota está en su cuarto —Billy trató de besarla de nuevo pero Rose no dejó.

—Te he dicho que dejes de llamarla así —Lo miró con seriedad—, sí Max está en la casa no haremos nada, no quiero que nos escuche... De nuevo —Suspiró con pesadez.

Max hace unas semanas le expresó a Rose que los había escuchado tener relaciones y lo incómodo que había sido para la pobre pelirroja, así que Rose avergonzada le prometió que eso no pasaría de nuevo. Billy sabía esto y normalmente corría a Max de la casa unas horas sin que Rose supiera, pero esta vez no la logró sacar a tiempo. Billy odiaba que su novia y su hermanastra fueran buenas amigas.

—No nos va a escuchar, siempre trae puesto ese maldito Walkman —El rubio trató de besar a Rose pero esta se lo quitó de encima.

Max, en su cuarto, escuchaba toda aquella pelea. Suspiró sacando de su closet una pequeña navaja en caso de que Billy se pusiera violento y tuviera que ir a defender a Rose.

—Dije que no —Rose habló determimada aunque se moría de miedo por la reacción de Billy.

Este dio un quejido con la cara realmente molesta mientras salía de su cuarto y comenzaba a golpear la puerta de Max con odio.

—¡Largate un rato, idiota! —Volvió a arremeter contra la puerta mientras Rose trataba de calmarlo.

—¡Paga un estúpido motel, imbécil tacaño! —Max respondió desde su cuarto, cerrando con llave para que este no pudiera entrar

—¡Basta! —Rose se puso frente a la puerta para evitar que Billy siguiera golpeando— ¿Por qué no vamos a tu auto? Está en la cochera, ¿No? Ahí no podrá escucharnos —Fingió ser seductora solo para que este dejara de estar enojado.

—Eres toda una perra —Le sonrió jalandola de la cintura— ¡No salgas de tu cuarto! —Gritó para Max.

La pelirroja dentro del cuarto sintió un nudo en la garganta, se sentía impotente de no poder ayudar a Rose, Max solo escuchó cómo bajaron las escaleras yendo a la cochera y de ahí, ya no los escuchó más.