》CAPÍTULO V《

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El ajetreo de las personas ya iniciaba a presentarse con los primeros calidos rayos del sol, todos guardaban sus pertenencias apresurados y otros acomodaban a sus enfermos.

Las mujeres, fuertes en todo sentido, escondían una que otra herramienta de trabajo; principalmente aquellas que quedarón solas cuando sus esposos partierón en compañia de Éomer. Los hombres cargaban con sus armas, algun cuchillo o una vieja hacha oxidada, muchos no sabían luchar pero así se sintían más seguros. Entre todos tratarían de defenderse y redguardarse de las ferocidades del mundo exterior.

El aire se sentía frío apesar de que el sol arrullara con su calor, muchas miradas tristes y preocupadas se observaban entre la población.

Sin embargo Amarïe no compartía el ajetreo del pueblo, tenía más preocupasiones que dejar atrás antes de inicir la marcha. Alejada, en los monticulos reales, se encontraba sentada en el verde suelo frente a la tumba que pertenecía a Eorl.
La flores cubrían por completo el monticulo de tierra, solo se dedicaba a mirarlo, cortando alguna que otra mala yerba a su alrededor, no emitía palabra o siquiera parpadeaba.

-¿Crees qué sea lo correcto?- cuestiono sus preocupasiones en élfico, era muy su secreto el preguntaba sus inquietudes al primer rey de Rohan cuando sentía que la sobrepasaban; nadie más sabía de ello -Sin duda esto saldra mal, lo siento en mi corazón- levanto su vista del suelo, cerrando sus ojos lentamente -lo siento en el viento-

El tiempp pasaba relativamente lento para ella, no escuchaba el relinchido de los caballos, o el llanto de los pobres niños asustados. Sentada ahí se podía permitir reflexionar hacerca de lo que pasaría en adelante.
Y, como si sus sentidos se activarn de nuevo, fue consiente de la bruma exterioro. Con un ultimo suspiro se lebanto del lugar, sacudiendo sus pantalones para quitar todo rastro de suciedad, miro a sus alrededores esperando no ver a nadie rondar la zona.

-Bueno, viejo amigo, vendre cuando esto termine... espero y sea pronto-

Tomando la espada que había dejado clavada en el suelo inicio su partida, no miro atrás pues estaba segura que volvería al lugar. En su mente recordaba las palabras que Eorl le dijo antes de morir...

''No mires atrás si no es para despedirte... mira al frente para regresar''

Entro al castillo, silenciosa, directo a su habitación por unas dagas rectas cortas que había afilado la tarde anterior. Ya no había sirvientes ni soldados por el castillo, lo más seguro es que estubierás alistandose para partir.
Miro el vacio y escucho la soledad del lugar, su mente insistía en recordar a los pequeños Théodred, Éomer y Éowyn correr escandalosamente por esos mismos pasillos. Aún no se acostumbraba a esa parte, parecía más sensible y eso le asustaba, los fantasmas del pasado parecían estar presentes.

Dejando esos pensamientos de lado se encamino a las caballerisas, entre más pronto partían más pronto se irían del lugar. Quería llegar con luz de día al Habismo, pues era más seguro que la oscuridad engañosa de la noche.

Al fondo diviso el box de Nahar, el animal parecía ansioso como se movia. Parecía que el también presentía el riesgo de la marcha, solo quedaba confiar en la protección de los valar y de los señores de los caballos.

-Nahar- lo llamo y este fue en su busqueda, tranquilisandose con las caricias que su amazona le brindaba -sera un largo viaje, estaremos atentos ¿si?- un relinchido por parte del animal le dio luz verde para hacercarse a ensillarlo -buen chico, ahora vamos-

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