》CAPÍTULO IX《

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Así, en el prado verde a orillas de la Corriente del Bajo, volvieron a encontrarse, a la luz de una hermosa mañana, el rey Théoden y Gandalf, el Caballero Blanco. Amärie con una socorrona mirada veía de lejos al mago, aliviada de que terminará bien esta batalla. Los rodeaban los Rohirrim, los jinetes de la Marca; una impresión de maravilla prevalecía de algún modo sobre el júbilo de la victoria y los ojos de todos se volvían al bosque.

De pronto se oyó un clamor y los compañeros que el enemigo había arrastrado al Abismo descendieron de la empalizada: Gamelin el Viejo, Eomer hijo de Eomund, y junto con ellos Gimli el enano. No llevaba yelmo y una venda manchada de sangre le envolvía la cabeza; pero la voz era firme y sonora.

-Esto ha terminado bien- decía Amärie -No, sobrevivios que es lo importante al final-.

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Los soldados ya se encontraban moviendo los cuerpos y acarreandolos a un punto en común, entre más rapido limpiarán la tierra más rapido darían santa sepultura y más rápido se irían a Edoras. Pero no era facíl, entre los cuerpos se encontraban amigos y familiares que eran reconocidos y las lagrimas brotaban como una forma de sanar el corazón.

-Mi cuenta total- decía Legolas parado frente al enano, limpiando su arcos con las manos mientrás lo examinaba -42- dijo con una sonrisa de autosuficiencia en la cara.

-¿Cuarenta y dos?- pregunto el enano y una risa salio de sus labios -Nada mal para un pequeño y orejudo principito elfo- dijo con burla sentado arriba de un cuerpo de orco, la sonrisa del contrario se borro -Yo, en cambio estoy sentado en el ¡43!-.

De pronto disparo una flecha al cuerpo bajo el enano, asustando a este probocando tirará la pipa de tabaco que fumaba. Gimli lo miro perplejo, mientras preguntaba.

-¿Qué fue eso?-.

-43- dijo el elfo con una gran sonrisa en su cara.

-Yo lo deguolle- dijo serio al elfo.

-Se retorcio- dijo con voz inocente mirandolo de igual manera.

-¿Se retuerce? ¡Porque tengo mi hacha incrustada en su sistema nervio- pero otra flecha lo interrumpio provocando se asustará, mirando a quién fue la causante del acto. Los presentes buscarón al culpable, relajandose cuando mirarón de quién se trataba -¿Pero qué les pasa a los dos? ¿Están mal de la vista que tanto presumen o qué?-

-Disculpa, creí que aún se retorcía-.

Los que observaban desde hace rato no pudierón evitar soltar unas estruendosas carcajadas, descolocando a la elfo. Amärie solo sonrío tenuemente mientrás regresaba su vista a los recien llegados, hacercandose un poco más e ellos.

-Bueno, bueno- interrumpio el enano -¿Cuántos has matado tu?-

El elfo se mostro interesado, quería conocer el potencial que tenía su hermana, una emoción de niños lo envolvio.

-No lose- dijo con fingido desinterés -Pero, quizás, entre los cientos o docientos, poco más o poco menos, puede ser-.

Ambos estaban incredulos, sin creer su aplastante derrota. Preguntandose el cómo pudo haber matado a más enemigos, casí en todo momento estubierón juntos o dandose miradas de lejos. Mirarón a los lados, comprobando que el resto escucho lo mismo que ellos, reusandose a creerle a aquella elfa que miraba aburrida sus expresiones. Los hombres les daban miradas burlonas, como quien está acostumbrado a escucharlo todos los días.

Gandalf solo sonreía ante lo que sucedia ante sus ojos, Théoden por otro lado, nunca se acostumbraría a las cantidades despanpanantes de Amärie.

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⏰ Última actualización: Apr 28 ⏰

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