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La tos que me atacó no era normal, era más fuerte que cualquiera que me haya dado, mi cuerpo quería soltar algo, que no sabía que era, pause la tenue música que tenía puesta y salí de mi habitación al baño.

Lo hice unas veces más, hasta que logre ver cositas rojas que volaban pacíficamente desde mi garganta hasta el lavamanos, venían manchadas de un rojo más intenso que el suyo, no debía parar de toser, lo aprendí cuando ya la tos atorada comenzaba a dolerme.

Me sentía confundido, pero primero terminaría se hacer lo mío y vería que hacer al respecto.

Me tocó al final ver incontables pétalos llenos de mi propia sangre, que no sé si era peor que hubieran salido de mi garganta.

Relato de Hanahaki DiseaseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora