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Los días siguientes la tos no bajo con nada, siempre que llegaba dolía, raspaba mi garganta y ardían los pétalos como si fueran de un material hecho para rasgar.

Le insistía a mí mamá cada vez que me preguntaba que sólo era tos común, para nada debía saber nada de eso, no me dejaría en paz y lo menos que quiero es preocuparla.

Tener que ir a la escuela así era dificultoso, tenía que ponerme un paño en la boca cada que sabía que venían esas maldiciones.

***

—¿Haz probado confesarte de una buena vez? — inquirió una voz femenina al término de la última clase.

—¿Eh?... ¿Quien? — devolví yo las preguntas.

—Digamos alguien que sabe la cura para lo que te pasa — me miró juguetona una chica bajita de melena castaña, corta y rizada.

—No sé de que me hablas...

—Pétalos en los pulmones... ¿Ahora si o debo hacerte dibujos?.

Relato de Hanahaki DiseaseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora