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—¿Sabes quién me embrujo? — insistía en preguntar.

—No es un embrujo, Mr. Retard, ¿así te llama ella, no? estas enfermo —enunció casi como si fuera divertido, llevaba toda la conversación con una sonrisa burlona y una pinta de que mi situación le daba gracia —Es la bellísima enfermedad de las flores...

—Bellísima en las pesadillas —tomé rumbo lejos de donde estaba, al creerla pérdida, ahí estaba, ¿me estaba acechando?.

—Se nota que te quieres curar... ¿Ya duelen no? —Ella parecía saber todo, todo lo que me pasaba ella lo sabía

—¿Tienes la cura?... O mas bien, ¿cómo sabes que eso me pasa?— quería saber qué necesitaba para curarme de una vez, pero que ella supiera acerca de eso me incomodaba e intrigaba, ¿me estaba siguiendo?.

—Si pero no, escuchame —se acercó a mí oreja, se puso en las puntas de sus pies, su respiración chocaba contra mí, me dio escalofríos tenerla así de cerca —Es una enfermedad rara que sólo brota con el amor verdadero no correspondiente...

«Si él o ella, no siente lo mismo por ti, los pétalos empezaran a crecer, y cuando estén fuertes saldrán en advertencia de que los haz dejado demasiado habitar en tu cuerpo, confesarse y ser correspondido es la única cura hasta ahora, además de la quirúrgica, que es arriesgada, puedes no sentir de nuevo»

Ella permaneció inmóvil en mi oreja unos minutos más, aún estar de puntas no parecía no molestarla.

Se bajo de sus zapatos y fue a un lado contrario a mí dirección dando saltitos.

—Tú elijes, o eres un cobarde que morirá por flores en los pulmones, o eres valiente y te confiesas, tu elijes Mr. Retard —grito a lo lejos, me dejó con más preguntas que respuestas, pero ya sabía que estaba pasando en mí cuerpo, sólo tengo que investigar ahora...

Relato de Hanahaki DiseaseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora