Gespräche und Ansätze

5 2 0
                                    

Narra Daphne

Estar junto al príncipe Zenón resultaba como vacaciones después de tanto aburrimiento en el reino; le había contado sobre mi sentimiento al rubio y este no dudó en organizar un recorrido en caballo a pesar de que técnicamente era una presa política en este sitio, al menos eso era lo que decía Zyon a menudo. Un suave suspiro escapa de mis labios cuando logramos detenernos bajo un árbol de cerezo el cual nos otorgaba resguardo de las llamas ardientes del sol.

-¿Hace cuanto sabes montar a caballo?

Mi mirada se fija en el rubio al escucharle. -Mi madre me enseñó, simplemente recuerdo que un día al cumplir 7 u 9 años me dio el mejor regalo que se le puede dar una niña de aquella edad; un pony.

Sonreímos en sincronía con mi pequeña historia y bajo del caballo para acariciar la cabeza de este tratando de relajarle luego del agotador viaje; escucho como Zenón también se desliza hasta terminar en el suelo y sin volverlo a ver simplemente pregunto: -¿Y tú? ¿Tu padre o hermano te enseñaron?

Tomo asiento junto al rubio cuando este se sienta apoyando su cabeza contra el árbol, incluso así la diferencia de tamaños era marcada. -¿Zenón? De repente te has quedado callado...

-Perdón dulce Daphne, solo no estoy muy acostumbrado a hablar de ellos en un ámbito que no sea de pelea o trabajo... -Puedo percibir un tono de juego en su voz pero no estaba tan segura de cuanta broma había en sus palabras; después de todo había convivido lo suficiente con ellos como para saber que era una familia evidentemente rota-. Trato de recordar cuándo lo aprendí, hace mucho tiempo solía ir al establo sin compañía para así distraerme de todo lo caótico que resultó para mí la enfermedad de mi madre, supongo que sucedió allí. Con Zyon y mi padre nunca he tenido esa cercanía, podría decir que siempre fui autodidacta, al menos cuando crecí.

Mi corazón se achica con levedad al escuchar sus palabras, eso salio con tanta naturalidad de él que me dejó un mal sabor de boca sin previo aviso al ser tan curiosa; debía recordar no ser tan directa con él. Sujeto su mano en un gesto de amabilidad y le ofrezco una pequeña sonrisa recibiendo su mirada de inmediato al tomarle. -No tengo idea de todo lo que resulta sentir ese infierno pero ya no estás solo Zenón, puedes contar con mi amistad siempre y antes de que lo digas; No, no es lastima o algún otro sentimiento que provenga de la pena.

Ver nuevamente una sonrisa en él logra calmar un poco la creciente preocupación que sentía por su persona.

-Lo sé y eres una gran chica Daphne, gracias por el ofrecimiento pero estoy bien; hace mucho mis heridas cerraron.

Algo en sus palabras no logra convencerme del todo pero rápidamente mi atención en aquello fue trasladada al tierno beso que dejó al alzar mi mano hasta sus labios con la misma delicadeza con la que la recogió. Libero su agarre de mi mano para inclinarme hasta él para rodear su cuerpo con mis brazos en un fuerte abrazo, él en varias ocasiones había estado en la posición de reconfortarme y en esta ocasión debia ser yo quien tomase ese lugar. -Tú eres un gran chico Zenón, lograste salir de todo aquel dolor sin ser un capullo o dejarte derrumbar, eso habla mucho de ti...

-Esa es una de las múltiples cosas de las que me siento completamente orgulloso Daphne pero ya debemos dejar de hablar sobre esto, te he traído a este sitio para que logres relajarte y ver las hermosas vistas del reino a nuestros pies.

Ciertamente era hermoso ver su hogar desde esta posición, casi sin percatarme apoyo mi cabeza sobre su pecho quedándome en silencio mientras observo el sol resplandecer sobre los tejados del pueblo. -Todo lo que toca el ocaso posee miseria Zenón... No puedo estar bien sabiendo que el culpable de esto sigue ahí fuera.

Alzo mi mirada hasta el rubio quien mira casi en automático a mis ojos, a veces quisiera leer los pensamientos de este chico pero me era imposible, apenas sabía manejar un rayo con la suficiente energía como para encender una bombilla. -Perdón, no debí mencionar eso.

-No, no te disculpes, tienes razón Daphne. Este mundo es una miseria y todo gracias a mi familia pero prometo hacer una diferencia cuando ascienda en poder.

Sonrió levemente al sentir la suave caricia que da con sus tersos dedos a mi mejilla y acomodo mi cabeza en aquel firme pecho mientras contemplaba el atardecer; confío en sus palabras sin dudarlo mientras permanecía en silencio para no arruinar el ambiente que se podía percibir en el aire.

El príncipe oscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora