Amanecer

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Zyon

Recupere la conciencia luego de tal vez medio dia ya que la luz tenue de la luna se podia divisar por el ventanal de la habitación, me sente sobre la cama con la ayuda de la enfermera que al parecer estuvo todo el dia a mi cuidado y al recordar el porqué de mi estado la ira vuelve a mí, ahora tenia una nueva cicatriz en mí todo por culpa de aquella desconocida que osó a siquiera acercarse a mi.

El ambiente rapidamente se hizo tenso ya que aparte a la enfermera sin llegar a hacerle daño y me puse en pie a pesar de sus intentos por retenerme, con la astucia que me caracterizaba logré encontrar a la desconocida en la enfermeria justo como habia sospechado, iba a tomarla para reclamarle lo que habia hecho pero Zenón se interpuso entre ambos evitando que le diga sus verdades a aquella mocosa. -¿Qué? ¿Ahora estás de su lado? ¡Esa mocosa me intentó matar hace horas! ¡Tú estuviste allí y viste todo Zenon!

Verlo rodar sus ojos me hizo enfurecer más y retengo mis ganas de golpearlo cuando se dispone a hablar.

-Escucha Zyon, ella no es un problema ahora, he hablado con ella y se quedará con nosotros un tiempo ya que cierto imbecíl quemo sus manos. Está totalmente indefensa en este momento y no permitiré que hagas una barbaridad enfrente del cuadro de nuestra santa madre.

Mi vista busca aquel detalle que menciona y al ancontrarlo aprieto mi mandibula con molestia mezclada de verguenza por mi comportamiento, alzo mi mirada hacia mi hermano menor nuevamente dando un breve asentimiento sin perder la oportunidad de señalar a la castaña que me veía desafiante en la camilla tras mi hermano -Escuchame bien mocosa, esto no se quedará así y mucho menos Zenon podrá protegerte por siempre, nos veremos las caras después -Gruño con molestia luego de emitir aquellas palabras terminando por marcharme de allí no sin antes azotar la puerta con algo más de fuerza-.

Estaba tan inmerso en mis pensamientos que habia olvidado por completo la reunion que tenía con mi padre, más bien no habia podido asistir por todo el imprevisto que causó esa salvaje que por algun motivo desconocido ahora mi hermano insistia proteger. Cuando llego a la habitación de mi padre me causa cierta sorpresa no verlo en su antiguo escritorio de caoba lo cual siendo él era bastante extraño así que con sigilo llevo mi mano hacia mi cinturon para tomar una pequeña daga que siempre llevaba conmigo, recorro el lugar con cautela y cuando escucho arcadas provenir del baño voy rapidamente hacia este cayendo de rodillas junto a mi padre quien desechaba todo al inodoro -Padre ¿Por qué no me habias dicho que estabas enfermo?

Trato de reconfortarle dando suaves palmadas a su espalda ya que no sabia como reaccionar a esto, jamás habia visto a mi padre debil al mismo tiempo que yo jamás me habia tenido que preocupar por él ya que siempre habia aparentado ser un hombre de hierro frente a nosotros, uno que nunca se quebraria ante de nada y ahora su rostro palido y mirada llena de confusion por su afeccion dejaba ver que ni él sabia que le sucedia.

-Padre... No recuerdo la ultima vez que alguno de ustedes me llamó así, no desde...

Una nueva arcada lo interrumpe y aparto mi vista ya que el proposito era ayudarlo, no terminar los dos enfermos -No pienses en eso, ha pasado demasiado tiempo, además estoy seguro que tambien nuestra madre se preocuparia por esto ¿Has comido otra vez de esas galletas viejas? Sabes lo que dijo el doctor acerca de ellas, el analisis medico dedujo que no eran salubres en absoluto.

-Y con esa vez me bastó para aprender mi lección Zyon, solo he comido del banquete y recién tomé algo de leche.

Frunzo mi ceño aun más confundido, aquello era extraño ya que Zenon y los demás trabajadores se veian sanos cuando todos solemos comer exactamente lo mismo del banquete -Podrias ser intolerante a la lactosa.

-Jamás he sido alergico a algo Zyon, pero gracias por preocuparte, de igual forma tal vez solo me cayó mal la comida.

Mi padre era muy terco, demasiado a decir verdad, despues de todo yo era similar a él en demasiadas cosas o eso decia mi madre. Un pesado suspiro escapa de mi y lo ayudo a ponerse en pie para que limpiace sus dientes y luego procuré dejarlo dormido en su cama. Todo aquello me recordaba una epoca oscura de mi historia a la cual no quiero regresar y mucho menos hablar de ella.

Mi madre era apenas una joven reina quien reinaba pacificamente junto a mi padre hasta que el monstruo llegó a su vida ¿Quien era el monstruo para nosotros? El adenocarcinoma pancreático, en otras palabras el cancer de pancreas, ese tipo en especifico tiene una triste curiosidad, en su forma es uno de los más comunes y al mismo tiempo el más agresivo de todos. En cuestion de tiempo aquella bella azabache habia dado un cambio rotundo, no me refería a algo tan vanal como lo fisico. El monstruo que afectó a mi madre se había llevado su vitalidad así como la nuestra, la luz en nuestro hogar se marchó tan rapido como lo hizo ella.

Apesar de todos los avances que teniamos aun eramos tan fragiles que no lograbamos destruir aquella barrera que nos separaba de la inmortalidad. Las enfermedades siempre serían la mayor mierda de la historia, ese era un pensamiento que habia adquirido durante las multiples quimioterapias de mi madre en las cuales siempre la acompañé, era duro de enfrentar, te sientes impotente e inutil porque no puedes hacer nada más que escuchar a los doctores repetir constantemente que los medicamentos no hacen efecto ya que todo está tan avanzado que ni un milagro puede hacer cambiar el inminente final que está cada vez más cerca, sientes como si el tiempo se convirtiese en arena y escapase entre tus dedos por más que quieras retenerlo.

Sin percatarme de ello se me escapan un par de lagrimas las cuales seco rapidamente al sentir mis mejillas humedecidas y lo que si ignoro completamente es la presencia de la loca de antes en el pasillo, la esquivo para seguir perdido en mis pensamientos. Desde aquel dia nada ni nadie son los mismos... Me siento tan vacio.

El príncipe oscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora