Sasuke tenía razón. Las próximas semanas me aseguré de estar fuera del casino a las diez a más tardar. Disfruté el tiempo que pasé hablando con las chicas, los camareros o los croupiers, pero escuchar a la mayoría de los clientes era extenuante. Al menos, Danzo se había asegurado de permanecer lejos de mí, lo cual era una gran ventaja.
Cuando Jugo me llevó a casa por la noche, siempre revisaba la calle por una señal de Komushi, pero la única persona que vi regularmente en la acera era una mujer mayor paseando su Yorkshire Terrier. Por ahora, casi me había convencido que había imaginado verlo. Tal vez mi mente inconscientemente extrañaba a Sasori, y evocar a Komushi había sido una manera de lidiar con eso. Sasuke no era la presencia que quería para estar en mi vida. Me tomaba todas las noches, sobre todo en la oscuridad, y siempre dándole la espalda, algunas veces de rodillas, algunas veces acostada boca abajo. No es que me estuviera quejando. Él siempre se aseguraba que me viniera al menos una vez mientras estaba dentro de mí, pero estaba empezando a anhelar algo más. Eso se sentía demasiado como sólo follar, casi como si yo no fuera para él nada más que una manera de aliviar la tensión, pero cada vez que la mano de Sasuke se deslizaba entre mis piernas por la noche, me prometía hablar con él la próxima vez, demasiado desesperada por su toque.
Como de costumbre mis ojos se posaron sobre la acera cuando Jugo condujo el auto a través de las puertas de la casa. Pero esta noche lo vi de nuevo. Komushi estaba paseando por la acera de enfrente, tratando de parecer como si sólo estuviera tratando de tomar un poco de aire fresco. No estaba teniendo éxito. Se veía sospechoso para mí, de modo que no me atrevía a pensar en cómo parecería a los guardias de Sasuke. Tendría que encontrar una manera de alejarlo. Era demasiado arriesgado. Me dirigí directamente a la habitación de invitados que me permitía ver la calle, pero como la última vez, Komushi parecía haber desaparecido.
Mi teléfono sonó y por un momento tuve la certeza que era Komushi, pero él sabía que no debía llamarme. Después de todo, no se podía saber quién estaría rastreando mis llamadas, y había cambiado mi número hace unos meses. La pantalla brilló con el nombre de Hinata. Contesté.
- Hola Hina -
- Saku - dijo Hina en un susurro. Su voz temblaba. Sonaba aterrada - ¿Puedes venir? -
Me tensé, dándole la espalda a la ventana.
- ¿Qué pasa? -
- Gato, él... - Sorbió entonces - Hoy estaba de mal humor.
- ¿Qué hizo? ¿Todavía está allí? -
- No, se fue por una reunión con Danzo, pero volverá pronto. ¿Puedes venir? Tengo miedo de lo que hará cuando regrese - Mis ojos se dirigieron al reloj que indicaba que eran casi las nueve.
- Estaré allí en treinta minutos, Hina -
Salí corriendo de la habitación de invitados y bajé las escaleras. No estaba segura de dónde estaba Jugo. Probablemente habría sido fácil encontrarlo, pero no estaba de humor para explicarme. En su lugar agarré las llaves del gancho en el garaje y tomé el SUV. Antes de que las puertas se hubieran deslizado hasta el final, presioné el acelerador y salí disparada del garaje, el techo del vehículo esquivando la parte inferior de la puerta por centímetros. Sólo disminuí la velocidad mientras esperaba que la verja se abriera para mí. Sasuke estaría furioso. Cuando giré por la esquina al final de la calle, divisé una espalda familiar y frené. Komushi saltó, y lanzó una mirada de pánico por encima de su hombro. Tenía su teléfono presionado contra la oreja pero terminó la llamada cuando me vio. Comprobé nuestros alrededores antes de bajar la ventaba y hacerle señas para que se acercara más.
- ¿Qué estás haciendo aquí? -
Él se acercó más, sus ojos mirando a todos lados nerviosamente. Entendía su ansiedad demasiado bien. Estaba arriesgando demasiado por estar aquí.
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CLAN UCHIHA - (Honor, Deber y Sangre)
FanfictionLa esposa de Sasuke Uchiha murió hace 2 años. Apunto de convertirse en Capo mas joven de la historia de la Mafia. Sasuke necesita una esposa y Sakura fue la elegida para eso. Sakura también perdió a su esposo, pero su primer matrimonio siempre fue u...