CLAN UCHIHA - (Honor, Deber y Sangre)

Capitulo 28

Me sumergí en el agua caliente de nuestra bañera con un suspiro. Haruka finalmente se había quedado dormida en su cuna y Mina iba a pasar la noche con ella en la habitación del bebé para asegurarse que ella estuviera bien. Sasuke estaba reunido con mi padre en la oficina. Aunque suponía que el repentino incremento de las reuniones cortas era el resultado de la necesidad de mi padre por ver a Haruka lo más seguido posible. Él definitivamente no compartía la desaprobación de Fagaku Uchiha al haber obtenido una nieta en lugar de un nieto. Habían pasado sólo cinco semanas desde que había dado a luz a nuestra hija y ahora apenas podía imaginar cómo había sido antes de ella. Pero esta noche necesitaba algo de tiempo para mí... y Sasuke. Por suerte, Haruka había llegado a una fase de largos períodos ininterrumpidos de sueño. Algunas veces dormía hasta cinco horas sin ningún obstáculo.

Me recliné en la bañera y cerré los ojos, relajándome por primera vez ese día. Mis dedos ansiaban deslizarse entre mis piernas para aliviar la tensión allí, pero no lo hice. Habían pasado meses desde que Sasuke y yo habíamos intimado y esta noche quería que eso cambie. Sasuke no había sido más que paciente pero yo no había pasado por alto que siempre se tomaba más tiempo en la ducha. No tenía que adivinar qué estaba haciendo. Ahora que mi cicatriz había sanado no podía esperar a estar con él otra vez. Sólo que esta vez iba a ser diferente. Por primera vez, sabía que él me amaba mientras me hacía el amor, aún si no decía las palabras en voz alta. La forma en que me miraba a mí y a Haruka valía mucho más que todas las declaraciones de amor en el mundo.

―¿Saku? ―llamó Sasuke cuando lo escuché entrar en la habitación y un momento después en el baño. Sus ojos descansaron en mis hinchados senos, en su mayoría cubiertos por burbujas. Se veía endemoniadamente guapo en su chaleco gris oscuro y pantalones. Los primeros botones de su camisa estaban abiertos y las mangas estaban enrolladas, revelando sus esbeltos músculos―. Revisé a Haruka. Está dormida. Mina le está cantando. -

―Eso es genial ―dije con una sonrisa. Como Sasuke había sugerido, movimos la habitación del bebé. Considerando que estaba a tres puertas de nuestro dormitorio, no tenía que preocuparme de que Mina pudiera escucharnos. Los ojos de Sasuke eran prácticamente transparentes con lujuria pero él sólo se mantuvo ahí de pie en la entrada. Su autocontrol era maravilloso, y un poco frustrante.

―Te ves cansada ―dijo él cuidadosamente―. ¿Quieres descansar un poco? ―Su cuerpo decía algo muy diferente. El creciente bulto en sus pantalones era difícil de pasar por alto.

Sacudí mi cabeza con una sonrisa y me enderecé, dejando que el agua y las burbujas escurran por mi cuerpo desnudo a medida que me paraba frente a Sasuke. Su mirada dejó un abrazador rastro por toda mi piel hasta el vértice en mi entrepierna. Mi mano se alzó para cubrir la cicatriz estrecha pero de un rojo enfurecido de la cesárea que marcaba mi vientre bajo. Siempre había encontrado una forma de ocultarla de la vista de Sasuke hasta ahora. El doctor había dicho que se volvería más blanca con el tiempo pero que nunca desaparecería por completo.

Sasuke avanzó hacia mí y gentilmente apartó mi mano, revelando la cicatriz para él.

―No te ocultes de mí.

―No estaba segura si te decepcionaría ver mi cicatriz.

Sasuke rio, un sonido áspero en lo profundo de su garganta. Él apretó mi cintura, sus ojos hambrientos y posesivos.

―Te ves como una diosa, Saku. Tu cicatriz no te hace menos deseable para mí. ¿O encuentras mis cicatrices repulsivas? Tengo muchas de ellas.

―No, por supuesto que no. Pero eres un hombre. Es diferente para las mujeres.

Sasuke acarició mi cicatriz gentilmente.

―Esto te hace incluso más hermosa para mí porque sé por qué la tienes. Puse mis manos en sus hombros, mojando su camisa, pero a Sasuke no pareció importarle. Sus ojos continuaron corriendo por mi cuerpo. Me incliné hacia adelante y lo besé.