𝙿𝙻𝙴𝙰𝚂 𝙼𝙴

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Desfiló de mi brazo una gota roja, después otra, la seque con un distinguido pañuelo con una de las esquinas bordadas con perfectas y cursivas J.K.

––Oh, Dios Mío, cuanto lo siento señorita... Que tonta soy... debe creer que soy una tonta

Negué simplemente.

––Retírese enfermera –– Logro escuchar muy lejano, pasos alejarse para finalmente dejarme sola.

Mi atención se centraba en ese alguien que cortado por el borde del espejo de cuerpo entero, reflejaba solo lo primero, una mujer y una muy deplorable, no de aspecto vulgar al contrario; los violáceos contrastes de su piel lechosa se ensombrecían en verdes moretones alrededor de los ojos con hebras caramelo sin brillo descansando por la almohada y los hombros, aun así conservaba gracia en sus facciones delgadas y finitas. Era una muchacha de clase alta sin duda por como un camisón de dormir ribete blanco enfundaba el relieve de su cuerpo, la fresca tela se pegaba en partes en el arco de sus costillas por el ligero sudor que la mojaba en una mancha deforme.

Esa lamentable mujer era yo.

Escondida por incontables capas de tul blanco colgando por las persianas, y un ruido sordo que sospechaba, provenía del salón principal, mi melodía preferida por sobre todas, pero ahora, ahora era imposible de distinguir por el continuo goteo de afiladas y catapultadas gotas de agua estrellándose contra las paredes, vidrios y superficies generales.

Lo odiaba y me odiaba.

Enferma como estaba, solo observaba como por las clavículas se asomaba una desnuda nuez muy pequeña y marcada, cadavérica. Debilitada tanto como lo estaba yo.

No lograba conciliar el sueño que tanta falta me hacía a medida que las fuerzas se gastaban... ¡Que rara era yo!, que con la corriente helada de la lluvia me arrancaba la energía y me lanzaba sin compasión al gran colchón.

Creo que moriré pronto, muy pronto.

Pero como si el universo lo hubiera querido; me obligue a enderezarme fuera de la cama y pasear por la orilla de la residencia, creyendo que el aire fresco me restaurasen y pudiera vivir un poco más de tiempo...





PRESENTE 





Así como antes, la lluvia que me odiaba, lograba absorberme el alma hasta dejarme casi muerta de languidez, esperaba desesperadamente que acabara pronto, con mi única fuente de fuerza vital como lo era Jennie en mi vida. Como antes, deslice un lindo pañuelo bordado con las siglas J.K, no mías ahora, eran de mi fastuosa Jennie Kim por mis labios, humedeciéndolos hasta el último rincón.

Yo muy distraída, solo pensaba fervientemente en lo mucho que el universo debía amarme, hace un tiempo, cuando gozaba de una juventud aún más prematura pensé que me moriría, sin haber amado, sin haber admirado los ojos de mi amor, sin haberme superado y ahora, todo ello parecía colgar de mi palma, temía que los días lluviosos me mataran y que Jennie Kim se me escurriera entre mis manos tan fácilmente.

Cuando la luz crepuscular daba de lleno en mi rostro, ella aparecía de entre las puertas abriéndolas de par en par, desbordaba lujo y perfección, en su semblante reinaba la preocupación pura y alarmante. Corrió para quedarse inclinada cerca de mis labios y me niego a besarla.

TURN ON JENNIE - JENSOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora