Azar vs planificación

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Despiertas a las 8 am. Ya has cumplido las horas de sueño necesarias para no quedarte dormida mientras estudias o haces los quehaceres que tocan en el horario de hoy. Revisas la libreta donde tienes cronometrado tu día. Toca lavar, estudiar latín, literatura española y ortografía. Pero como ayer se dejaron cosas sin hacer, también hay que continuar la guía para gramática, y estudiar literatura no hispánica. Por suerte hoy no toca lavar toallas. Llegas a casa y preparas el desayuno de todos, excepto el del menor, que aún duerme, dichoso. Hace bastante calor para febrero, en especial cuando esta noche estabas muerta de frío bajo una colcha. El sol potente hace que te cuestiones tu vestuario de licra y manga larga. Tu novio se va a trabajar. Revisas las redes un momento. Llega el chapeador y no puedes lavar porque debes mantener la puerta cerrada. Luego tu madre te pide que ayudes a recoger la hierba, y, ya que estás en el jardín, aprovecha para decirte que le eches agua a las matas. Y tu hermano sigue durmiendo, sortudo. Tu madre está limpiando y ordena "no entres hasta que no acabe". Te sientas en el portal y aprovechas para practicar un poco tu inglés en Duolingo. Llevas dos horas despierta y aún no has hecho nada de lo que estaba anotado para el día de hoy. Por fin hora de lavar. Hoy toca escuchar Halestrom e Imagine Dragons. Hay mucha ropa. ¿Quién demonios se cambia tantas veces? Estamos en supuesto invierno y en cuarentena, por favor. No hay necesidad. Se va la luz cuando falta más de la mitad. ¿Cómo es posible? Terminas de enjuagar y llenar la secadora, haciendo tiempo. Aún no vuelve la corriente. Puedes adelantar con el estudio. Se te acaba la mina mientras haces la guía de gramática. No importa, tienes más en la cajita. Solo que, las minas de repuesto son 07 y no le sirven a tu portaminas. ¿A quién le pasa esto? No pasa nada, en el estudio de literatura española no es necesario escribir. Intentas concentrarte en Don Quijote de la Mancha. Pasan vendiendo palos de trapear, haraganes, escobas. Pasan comprando pomos de perfume vacios. Pasa tu madre diciendo no se qué de algo que vio en Facebook. ¡Así no hay quién estudie! Empieza a llover. Corres y recoges toda la ropa tendida mientras maldices por lo bajo. Ahora debes tender dentro. ¿Pero qué demonios le pasa hoy al universo? Después de quejarte un poco en voz alta, regresas a tu asiento, sonríes, y te dispones a concentrarte en las aventuras del Caballero de la triste figura y su fiel escudero, cuando llega la luz y hay que volver con la lavadora. Con toda la frustración que tu cabeza y corazón te permiten asimilar, sonríes. Tu carácter perfeccionista debe asumir que los azares del día no se cronometran, ni se planifican en una libreta.

Esquivando bachesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora