Loqueros y mariposas

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Albus estaba de mal humor. Del peor de ellos a decir verdad.

Su fin de semana con papá resultó un reverendo desastre. En todos los sentidos de la palabra.

Su padre, su queridísimo padre, saliendo con el papá del tipejo que odiaba. Que gran puñetazo en el estómago fue eso. Oh, pero ahí no acaba, no, claro que no.

Al parecer, la alimaña manipuladora tenía a Harry envuelto alrededor de su meñique. El señor Malfoy debía ser un maldito adonis si consiguió en tan poco tiempo que su papá cambiara lealtades.

"Scorpius es un buen chico, Albus" "Debes disculparte con él, Albus" "Déjalo en paz, Albus". Sí, tuvo que aguantarse toda la cantaleta por dos días y medio. Maldito Scorpius.

-Adiós papá -Sus hermanos bajando del auto lo sacaron de su ensimismamiento- Saludos a mi nuevo padre rico.

Harry volteó los ojos a través del retrovisor. Pero no la corrigió. Una sonrisa secreta iluminando su cara.

James la imitó, despidiéndose rápidamente en dirección al edifico escolar frente a ellos. Su hermano tenía diecisiete años ya, pero no parecía incomodarle para nada que su padre lo llevara a la escuela. Se hubiera burlado, pero dado que el solo tenía un año menos, lo consideró hipócrita.

-Albus -Habló su padre antes de que pudiera escapar. Ya había previsto ese movimiento. Prácticamente adivinó lo que diría a continuación "Es en serio lo que hablamos" -Es en serio lo que hablamos.

Y ahora un "No quiero que esto se repita nunca más" o tal vez "Scorpius merece una disculpa".

-Scorpius merece una disculpa -Transparente como un pedazo de cristal.

-Esta bien.

Su padre suspiró antes de girarse a mirarlo. Para ser policía, era de los hombres más sensibles que Albus conocía.

-Al -Parecía estar conteniéndose de decir algo.

A decir verdad, su "Regaño" había sido mucho menor de lo que previó. Esperaba una explosión, un castigo, gritos y quizás un internado militar en Alemania. Bueno, tal vez exageraba un poco. Pero se esperaba algo mucho peor a lo que Harry hizo el sábado a media mañana.

Sentarse a hablar con él. Intentar sacarle... Sentimientos o alguna mierda por el estilo.

No sabía muy bien cómo trabajar con eso.

-Te dije que me disculpare y lo dejaré tranquilo.

-No quiero que te disculpes solo porque yo lo digo. Quiero que lo hagas porque reconoces que agredir personas, especialmente aquellas que no te han dañado de ninguna forma, está mal.

-Sí, capte el punto.

Harry le dio la espalda nuevamente, mirando a los otros autos por delante de él. Por un segundo pensó que arrancaría y no lo dejaría volver a la escuela. No lo hizo. De alguna forma fue peor que eso.

-Su madre está muerta -Eso si no se lo esperaba- Murió hace seis años. Él era un niño todavía.

Algo debía estar terriblemente mal con su cabeza, porque no sintió lastima.

-¿Y que pretendes que haga con la información? -Su voz se tambaleó al final de la oración, como si se resistiera a ser utilizada para decir algo tan cruel- No es la primera ni la última persona con un progenitor muerto. No le veo lo especial.

-No lo digo para que te parezca especial, Albus Severus Potter -Dijo a través de sus dientes apretados- Si no para que seas consciente de que le haces daño a alguien que lleva mucho rato pasándola mal.

Imaginó cómo se sentiría si Ginny muriera. Sintió un ardor superficial en el estómago, pero nada más.

-Te dije que lo dejare en paz -Abrió la puerta del auto, ya bastante harto de la conversación- No necesitas contarme un cuento triste. Diste una orden, yo la acato. Tú feliz, yo feliz. Esperar una conversión milagrosa de mi personalidad es muy avaro de tu parte.

Y antes de que su versión adulta agregara algo más, salió disparado de allí. Lo bueno es que no tendría que verlo hasta el próximo fin semana, quizás para entonces Harry no recordara este momento.

Se abrió paso por Hogwarts, ignorando a las pocas personas que todavía lo saludaban, aferrándose inútilmente a sus recuerdos vividos con él en lo que consideraba, una vida pasada.

¿Cuando entenderían estos ineptos que no era amigo de ninguno de ellos? No veía la hora de salir de ese jodido lugar.

Una mano lo detuvo por el brazo, resistió el impulso de empujar a la atrevida persona lo más lejos que pudiera. Ciertamente fue lo mejor, se evitó una posible expulsión.

-Albus -La sonrisa amable del profesor Neville le devolvió la mirada- Es una grata casualidad encontrarte aquí.

-No es una casualidad -Albus rompió el contacto físico, alejando sutilmente su brazo- Me interceptaste en el pasillo.

Neville se rió. Albus casi hace lo mismo, casi. Tenía al rededor que dos semanas que no veía a su tio Nev, desde la última reunión en casa de su madre.

-No puedo engañarte ¿Cierto Al? -Empezó a caminar en dirección contraria a la que iba y le indicó con la cabeza que lo siguiera- ¿Como está todo?.

-Sensacional -Contestó tajante- ¿Me estabas esperando?.

-Tal vez.

Silencio. Neville amaba el suspenso y dar mil vueltas antes de llegar al punto, clásico de los loqueros.

-¿Qué haz hecho estas últimas semanas, Al? -Y lo supo, supo que era lo que estaba pasando allí- ¿Por qué no te pasas por el consultorio más tarde? Me gustaría que conversáramos un poco.

  Que sutil.

-Ginny.

-¿Qué ocurre con tu madre?.

-Te pidió que hablaras conmigo y me dieras tus consejos mágicos para llevar una vida feliz -Giró los ojos con fastidio. Neville guardó silencio, como le exasperaba que hiciera eso.

-Esta preocupada, Al.

-Entonces dile que no lo esté. Estoy excelente. Mi vida no podría estar mejor. Lo digo en serio.

-Al...

Albus se alejó de su profesor, sin parar ni siquiera cuando lo escuchó llamarlo un par de veces.

No podía creer que su madre hiciera esa mierda. Bueno, si, si podía creerlo, pero eso no significaba que la sangre le hirviera menos.

Colisionó de repente contra otro cuerpo, tambaleándose hacia atrás y dejando caer sus cosas. Maldijo en voz alta y le espetó un par de groserías mientras recogía sus pertenecientes del piso.

-Eres tú quien debería mirar por donde camina, imbécil.

Alzó la cabeza solo para ver a Scorpius alejarse a paso veloz por el pasillo. Se dedicó un par de insultos así mismo y corrió detrás de él.

-¡Malfoy, espera!.

Pelear, besar y... ¿Como es que iba? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora