Viajeros y sirenas

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Sus reflejos estaban algo ralentizados por la droga en su sistema, así que le tomó por sorpresa que Scorpius atacara tan velozmente sus labios.

Se sentían suaves contra los suyos, sedosos, rellenos y dulces. Extraordinariamente dulces.

-¿Por qué sabes tan bien? -Se avergonzó por lo urgida que sonó esa pregunta. Tal vez se habría mortificado más de no ser por su cerebro lleno de algodón.

-Tomé algunas fresas con chocolate de la mesa de dulces a la que nadie prestó atención.

El rubio no perdió tiempo, impulsándose sobre su codo para profundizar el beso.

  Albus esperaba que tuviera una forma más lenta o delicada de besar, como todo lo demás que asociaba con Scorpius. Podía decir que estaba gratamente sorprendido de haberse equivocado.

  Scorpius era posesivo, intenso y brusco cuando besaba. Moviendo tan rápido su lengua que no le dejaba más opción que cederle el control. Se separó un poco, solo para lanzar lo que quedaba de su aperitivo alucinógeno por la ventana, antes de volver a jalarlo por la nuca y acercarlo más a su cuerpo.

  Algo se removió en su vientre bajo cuando el chico se subió encima de él, con una rodilla a cada lado de su cadera.

  Se encontraba tan distraído y perdido en el beso, que no fue consciente de que sus manos estaban sujetas a los lados de su cabeza, hasta que intentó usarlas y descubrió que Scorpius lo retenía por las muñecas.

-¿Puedes soltarme?.

-No -Scorpius se despegó de su boca y besó la línea de su mandíbula, de su boca escapaban sonidos celestiales que iban directo a la entrepierna de Albus, no ayudaba que no parara de moverse encima de él.

-¿Por qué no? -Ahogó un jadeo al sentir dientes raspando un costado de su cuello. Inclinó la cabeza para dejarle más espacio.

-No lo sé, quizás porque me has empujado a cómo cuatro peleas en los últimos dos meses. ¿Qué me garantiza que no te aprovecharás de mi vulnerabilidad ahora?.

  Pues Albus no usaría exactamente la palabra "Vulnerable" para describirlo, mucho menos en la posición en la que actualmente se encontraban.

-Solo quiero tocarte el trasero -Reconoció honestamente- Además ¿Qué clase de persona golpearía a otra en una situación cómo está?.

-Christian Grey lo haría.

-Tienes mis manos inmovilizadas sobre mi cabeza, si alguien aquí encaja en el perfil de Grey, te juro que no soy yo.

Scorpius frunció los labios en concentración, para Albus era imposible apartar la mirada... Es que... Joder, eran tan rosados y ahora estaban hinchados y un poco mordidos. Definitivamente podría quedarse allí por horas, solo mirando su boca.

Albus vió justo el momento en que tomó una decisión. Soltó lentamente sus manos, sentándose más recto sobre él.

Albus no le dio oportunidad de arrepentirse, tocó la gloria antes de que se le fuera negada una vez más.

Unieron nuevamente sus labios, Scorpius se sostuvo de sus hombros y él tenía una mano en su cintura y la otra más abajo.

Fue el momento perfecto para apreciarlo detalladamente, desde el arco elegante de su cuello, las clavículas que se asomaban por la abertura de su fina camisa blanca, sus antebrazos marcados de venas por todas partes... Se mareó al llegar a la curva de su cintura, levantó la camisa hasta dejar expuesta la piel de ese lugar y... Mierda, mierda, joder, tenía un lunar en forma de estrella, era diminuto y apenas contrastaba con su piel de porcelana. Pero estaba allí. ¡Estaba allí y era perfecto!. Sintió una punzada en el pecho.

-¿Albus? ¿Está todo bien? -La voz lo sacó de sus ensoñaciones, sonando como si le háblese desde un lugar muy lejano.

-¿Eh? -Alzó la mirada hacia el rostro ajeno y fue cuando notó lo borroso que veía todo.

-¿Estás bien? -Scorpius tenía una expresión que denotaba preocupación. Albus quería preguntarle qué ocurría, pero su voz salió terriblemente ahogada- ¿Albus?.

Se llevó una mano a la garganta y agachó la cabeza, dos gotas cayeron sobre su camisa gris. No entendía nada. Solo sabía que sus ojos ardían y el pecho le dolía.

-¿Qué te ocurre? -El peso sobre sus piernas desapareció y el rostro de Scorpius quedó en su campo de visión al agacharse frente a él- Wow, estás respirando muy rápido.

Así era, pero no podía bajar la intensidad por más que lo intentara. Se preguntó si así se sentiría morir.

Su garganta estaba tan apretada, jadeaba en busca de aire. Sus ojos no paraban de gotear, mierda, mierda, mierda ¿Sería un infarto?.

Algo estaba empujando en su cabeza, fuerte, como si forzaran una puerta a abrirse. Dolía, todo dolía, su pecho más que nada.

Fue vagamente consiente de Scorpius levantándose y marcando un número en el teléfono de Albus ¿Cuando se lo había quitado?.

-¿Va-t-il avoir une overdose? -Susurraba histérico en francés, lanzándole miradas furtivas sobre el hombro- ¡Je vous appelle parce que vous êtes le seul toxicomane fonctionnel que je connaisse! ¡Merde!.

Su pecho disminuyó la aprensión un poco mientras el rubio discutía con la pobre persona al otro lado de la línea. Lo que sea que empujaba en su cabeza, se detuvo bruscamente.

-¡Merci! Vous êtes une douceur -Otra corta pausa- Oui oui, tu me manques aussi. Je promets d'appeler, au revoir.

Se volvió hacia él, su cabello todo revuelto por su asunto sin acabar y las mejillas aún arreboladas. Apetecible.

Aunque claro, no ahora. Ahora solo quería vomitar.

-Ya me siento mejor -Sus mejillas estaban algo rígidas por las lágrimas secas. Debía verse del asco. No podía creer que había llorado, principalmente porque sus ojos volvían a estar tan secos como siempre.

-Me asustaste -Tomó su rostro entre sus manos y lo alzó. Sea lo que sea que había pasado, le bajó la nota por completo. Lo que significaba que el contacto tan intimo con Scorpius se sentía fuera de lugar- Hablé con un amigo, dijo que era imposible que te diera una sobredosis con un poco de hierba y que lo más seguro fue que te diste un "Mal viaje".

-Ya -¿No podía soltarlo de una vez? Era raro que lo sostuviera así.

-Si quieres podemos...

-Oye creo que necesito tomar algo de aire -Alargó la distancia entre ellos, apartando por fin las manos de su rostro y alejándose hasta la puerta- Será mejor que llame a papá, es tarde y...

-Sí, sí, totalmente -Scorpius llevó una de sus manos a su frente y presionó, intentando aclarar su cabeza- Esta bien.

-Bien.

Salió a toda prisa, desesperado por encontrar algo de estabilidad. Lo de la habitación le resultaba tan lejano como un sueño ahora.

Se tambaleó junto a la puerta, aclimatándose al airé caluroso de la casa llena de gente y el fuerte sonido de la música.

-Mírate, Potter -La anfitriona de la fiesta yacía de pie frente a él, su magnífico vestido corto color turquesa daba la sensación de que flotaba a su alrededor- ¿Te divertías?.

La miró confundido hasta que ella señaló su cuello.

-Lindas. Sea quien sea que esté detrás de la puerta es muy salvaje -Le guiñó un ojo a la par que soltaba un silbido de apreciación.

Albus se atragantó con su lengua. Intentó contestar algo, cualquier cosa, pero un estruendo en el piso de abajo llamó su atención.

Brie se acercó al barandal de la escalera, murmurando en voz baja por la detención abrupta de la música.

-¿Qué diablos?.

Se apresuró hacia ella, miró en la misma dirección y supo inmediatamente qué sucedía.

Oh, oh.

Pelear, besar y... ¿Como es que iba? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora