Chicle de menta

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-¡Malfoy! ¡Hey! ¡Espera! ¡Maldita sea, detente!.

  Albus cometió el terrible error de sujetar a Scorpius por la manga de su camisa, causando, no injustificadamente, que el rubio reaccionara de la peor forma posible.

  Empujó a Albus con todas sus fuerzas, haciéndolo chocar con la pared a su espalda.

  El ojiverde hizo una mueca por el rebote de su cabeza contra la superficie dura. Inmediatamente la culpa asfixió a Scorpius, quien  se acercó dos pasos hacia el chico. Se maldijo por no poder ser agresivo. Ojalá fuera un poco más como Draco, capaz de defenderse sin sentir que acaba de patear un perrito.

-¿Estás bien? -Lastimosamente, su carácter fue totalmente heredado de su madre, aún no decidía si eso era bueno o malo- ¿Te duele? ¿Te llevo a la enfermería?.

-Es un golpe en la cabeza, no un disparo  -El cretino viró los ojos y Scorpius se arrepintió por haberse preocupado- Relaja tu intensidad, das pena.

¿Era muy tarde para el disparo?.

-¿Qué es lo que quieres, Potter? -Cruzó sus brazos sobre su pecho. Ni siquiera había iniciado la conversación y ya quería que se acabara. Incluso las próximas dos horas de cálculo avanzado sonaban más interesante que esto.

-Disculparme -Respondió con un murmullo entre dientes, por su voz, podría perfectamente estar masticando vidrios. Scorp se lo dejó saber- Disculparme. Quiero disculparme.

  Eso... Ok, podría haberle dicho que era el anticristo y sería más creíble que lo que sus oídos acababan de escuchar.

-¿Tú qué?.

  Albus se exasperó visiblemente, refunfuñando por lo bajo y golpeteando el suelo con el pie. Scorpius se sintió estupido, Albus solía tener ese efecto en las personas.

-Te golpeé. Dos veces. No debí hacerlo. Perdón -¿Se disculpaba o pronosticaba el clima?.

-Bien.

-¿Bien? ¿Ya está? ¿Estamos bien?.

  Lo miró, claramente intentando atrapar la trampa. Scorpius se encogió de hombros con practicada indiferencia.

-Mmmmm, mejor ve a casa y repasa tus líneas. Lo intentaremos de nuevo mañana, quizás puedas ponerle un poco más de... -Ilustró con un gesto de manos- Sentimientos.

Albus pareció intentar, con todas sus fuerzas, matarlo solo con el poder de su mente. Dio un paso al frente, apoyó las manos en sus hombros y Scorpius resistió el impulso de apartarlo.

-Scorpius Malfoy -Sonrió. De una forma tan macabra y desquiciada que hubiera humillado hasta el peor villano de un cómic- ¿Me haría el honor de brindarme un poco de su generosa benevolencia y misericordia al perdonar el momento en que forcé mi mano para dañar vuestro suntuoso rostro...

Abrió la boca para mandarlo a la mierda, pero Albus Potter aún no acababa.

-...Y ya que está en eso, disculpar cada una de las veces que osé ofender su sagrado linaje y profesé no desear más que presenciar el día de su desafortunada muerte?.

-Nunca dijiste que desearas mi muerte.

-¿Ah no? Entonces debí sólo pensarlo -Juntó sus manos detrás de su espalda, retrocediendo el paso que se había acercado y dejando un buen medio metro entre los dos- ¿Qué dices? ¿Aceptas o no? Te advierto que puedo durar horas atormentandote hasta que digas que si.

-Para ti todo es un chiste ¿Verdad? -Se le revolvió el estómago de la rabia. ¿Cómo se atrevía a lastimarlo y luego actuar como si solo fuera un pequeño incidente? No era justo.

-Mira, alimaña albina -Albus aún no borraba esa escalofriante sonrisa de su cara, pero su tono pudo haber vuelto a congelar los polos en proceso de descongelación- Me detestas. Lo entiendo. El sentimiento es mutuo. Lo único que quiero es que vayas a tu casa, le digas a tu papi que todo está resuelto, y así tal vez, conseguir un poco de paz de nuevo.

-¿Así que todo es por Harry? ¿Te obligó a hacer esto? -Lo odiaba. Lo odiaba tanto que sus ojos escocían- ¿Fue él quien te escribió las notas de lo que debías decir?.

¿Por qué Harry lo empujaba a esto?.

-Harry no me dice que hacer -Acomodó la mochila en su hombro- Solo da coloridas sugerencias.

  Quizás si Albus fuera otro tipo de persona, alguien más consciente, o si en serio estuviera arrepentido de toda esa basura, quizás entonces Scorpius lo hubiera disculpado.

Pero no ahora, no cuando  sentía que una vez más, este cretino altivo le escupía en la cara y lo disfrutaba lo suficiente como para reírse cruelmente.

-¿Vas a llorar? -Albus se vió aterrado y por un segundo creyó vislumbrar un brillo de culpa en sus ojos verdes- Por amor a dios, dime que no vas a llorar.

-Vete al diablo, Potter -Si entrecerraba los ojos lo suficiente casi podía fantasear con que le estallaba la cabeza- Lo digo en serio. AL. DIABLO.

-¿Por qué me lo tienes que poner tan difícil? -El pelinegro pasó las manos por su cabello, un gesto de frustración que le hizo reír, histérico y lunático, por lo familiar que le resultaba- ¿De que carajos te ríes?.

-Eres igual a él -Se secó una lágrima del borde de su ojo mientras intentaba parar de reír- Idéntico a tu papá.

  Eso no le cayó bien, si es que el gesto de desagrado en su rostro era una pista. Scorpius volvió a reírse. La tensión de la rabia anterior desapareciendo lentamente.

  Lo golpeó como una epifanía, ¿Por que debía verse afectado por lo que sea que un imbecil hiciera? Era obvio que no le interesaba ¿Por qué a él si?.

-Pues... Pues... Tú, tú eres... Eres -Por primera vez desde que lo conocía, Albus tenía problemas para encontrar las palabras. Al final solo gruñó enojado- ¿Vas a disculparme o no?.

  ¿Esa siempre había sido la clave? ¿Mostrarle que no podía herirlo?. Joder, las películas habían tenido razón todo el tiempo.

-No lo sé -Examinó sus uñas- Tal vez si, tal vez no. Aún no lo decido.

-Malfoy...

-Quizas... -Jalaría un poco más la cuerda, solo para ver hasta donde llegaba- Podríamos hacer un trato.

-¿Qué quieres? -El pelinegro alzó una ceja en su dirección. Más intrigado que nada.

-Los deberes. Por tres semanas -Esto se sentía mejor que la mañana de navidad- Y le dire a mi padre que todo está arreglado.

-¿Tres semanas?.

-Tómalo o déjalo.

-Hecho -Respondió tras pensarlo dos segundo. Luego sonrió muy sobrado de sí mismo- ¿El heredero Malfoy no puede hacer su tarea solo? Debo decir que esperaba más de ti.

-Nunca dije que fuera mi tarea -Duplicó su sonrisa, girándose solo para mirarlo sobre el hombro mientras caminaba- Le dire a James que te entregue todo lo que tiene para los próximos días. Estará encantado de trabajar contigo.

-Eres una maldita rata tramposa -Chasqueó la lengua y bufó- Mis respetos.

-Que te den Potter -Rebatió antes de cruzar la esquina.

Pelear, besar y... ¿Como es que iba? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora