ENMANTILLADA : El velo de los secretos

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Tres años antes Febrero 2019

Desde la hambruna que caracterizó el año 2016, la crisis económica, social, educativa y política del país se agudiza. La hiperinflación y la devaluación del Bolívar, moneda venezolana, ha experimentado una inflación extremadamente alta, llegando a los más agudos niveles de hiperinflación con tasas anuales alrededor del 50-60%, esto trae consigo irreparables consecuencias, entre ellas una profunda y avanzada emigración de la población venezolana. Cada familia comienza a vivir en su seno familiar el abandono de alguno de sus miembros que antes eran el soporte o pilar. De esta forma, los hogares comienzan a desintegrarse, quedando los abuelos a cargo de los más pequeños y, en algunos casos, las madres solas con sus hijos.

Elida está en casa de Nube, tiene una cita médica relacionada con una molestia que presenta en sus ojos. En esos días, recibe la llamada de Antonieta, quien le da la noticia de que va en camino para su casa. Debe dar una noticia a su madre, pero esperará al llegar. Nube se preocupa; en realidad, no sabe de qué se trata, pero imagina que debe ser algo muy importante para que su hermana mayor, Antonieta, tome la decisión de viajar del pueblo de Maparari a su casa en la ciudad.

La noche antes, Elida se sentó en el balcón, mirando la ciudad sumida en la penumbra. Un apagón había dejado la ciudad a oscuras, solo iluminada por la débil luz de la luna. Era 2016, la crisis económica había golpeado fuerte y los apagones eran cada vez más frecuentes. En su mano, sostenía una fotografía antigua, donde aparecía la familia reunida en la casa, recordando el día que un señor paso por la casa y le ofreció sacar una fotografía a todos sus hijos y ella los mando a vestir con la mejor ropa para posar para la foto, es la única foto que conserva de ellos pequeños. Para la época, estaba caracterizada por la escasez y concordaba con la realidad actual. Suspiró. La foto era como un tesoro, un recuerdo de las mismas situaciones en diferentes tiempos, eran niños y aun no sabían lo que la vida le depararía. Pero también era un recordatorio de todo lo que habían perdido.

Se levantó y colocó la foto en la mesita de noche, junto a una pequeña planta y al lado había un pote con algunos billetes de 100 Bolívares que, en algún momento tenían valor y ahora solo eran parte de un recuerdo. Sus ojos se nublaron al recordar las risas de sus hijos, el olor de la comida casera que preparaba con tanto amor. Ahora, la casa se sentía vacía, como un eco de lo que alguna vez fue. En eso nube se le acerca y pregunta mientras ofrece una taza de café.

"Nube: —¿Crees que algún día volveremos a tener una vida normal?"

"Elida: —No lo sé, hija. No lo sé. Este país está muy enfermo. Pero no podemos perder la esperanza. Tenemos que seguir adelante, por nosotros y por los que ya no están."

En la tarde, Antonieta llegó a casa de Nube cargada de maletas, lo cual extrañó tanto a su madre como a su hermana. Les contó que solo pasaba a despedirse porque se iría del país al día siguiente. Ya tenía todo listo y organizado. Nube, asombrada por la noticia, no hizo preguntas ya que su madre estaba delicada de salud y esa noticia la pondría peor. Solo preguntó a Antonieta qué pasaría con su trabajo. Ella respondió que había renunciado, que el sueldo no le alcanzaba para tanto y que era mejor salir en busca de otras oportunidades.

Antonieta era enfermera en el hospital del pueblo, además de profesora de la universidad en el área de enfermería y encargada de la asesoría de enfermeros a nivel distrital. Pero había abandonado todos sus cargos. Mamá, al principio, no le creyó y se sentó a hablar con ella para intentar convencerla de que no se fuera. Le dijo que debía quedarse porque ella estaba mayor y la necesitaba, ya que no se había sentido bien. Pero Antonieta ya estaba decidida.

Al día siguiente, ya un taxi la esperaba en la puerta de la casa. Antonieta salió con las maletas y su madre, Elida, comenzó a llorar, suplicando que no se fuera, que la necesitaba, que no había motivos para abandonar el trabajo, el hogar, la familia. Pero Antonieta no se detuvo. Nube, con un nudo en la garganta al ver a su madre desesperada llorar y a su hermana, quien jamás había salido del país, tan decidida, sabía que nada la detendría.

Las Muñecas de PaPel. De lo Ordinario a lo Extraordinario.✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora