Las Muñecas de PaPel. De lo Ordinario a lo Extraordinario.✔

La Despedida

Mientras escribía este capítulo leí una hermosa frase que me impresionó, de una escritora que sigo @11Afanador

(" Ser valiente no significa no tener miedo. Si no, tenerlo y enfrentarlo")

¡Creo que he hecho lo que he podido toda mi vida...!

Después del 16 de diciembre de 1994, El gran Cují pasó las noches de frío invierno llorando de tristeza, sin las caricias de su lejano amor, acompañado de la media luna solitaria. Extrañaba la alegría y el ritmo de las hermosas canciones de Sabina en las noches de estrellas fugaces, cuando Josué, Isaías y Sabina pedían los mejores deseos. Se sentía un vacío en el ambiente, una extraña soledad, y el silencio invadía el sitio preferido de los niños de Rosa y Nora: "la loma".

Los días y noches jamás fueron los mismos desde aquel 16 de diciembre. Josué no invitaba a Sabina por las noches a ver las estrellas; todo cambió totalmente. Los hermanos de Sabina se unieron para apoyar a la familia Martínez, pero Sabina no sabía lo que hacían o decían, había perdido las ganas de sonreír y hasta las ganas de comer.

Pasaron los días y Sabina se dormía más temprano, prefería estar dormida antes que recordar que Isaías nunca más llegaría a su casa para salir a sentarse en las raíces del Cují. Perder a Isaías fue una de las experiencias más duras que le tocó vivir a Sabina en su adolescencia, un golpe que dejaría una gran cicatriz en su alma. No solo se marchó dejando un gran vacío en el ambiente, sino que ese acontecimiento cambió el futuro de Sabina y el de los Martínez.

La primera noche sin su presencia jamás se olvidará. Se imaginaba que todo era un mal sueño y que cruzaría la puerta hacia el cuarto a tomar los libros para estudiar, pero su mente le indicaba de inmediato que no era así, que ya no estaba. Mientras tanto, un montón de lágrimas recorrían su mejilla.

Días después

En una de esas largas noches para Sabina, estando profundamente dormida, un ruido muy fuerte la despierta. Se trataba de los libros que estaban organizados encima del viejo escaparate. Uno de los libros cayó al piso. Sabina despierta muy asustada y despierta a su madre. Encienden la bombilla para observar de qué se trata y, en efecto, uno de los libros estaba en el suelo. Rosa le explica a Sabina que seguramente fue un ratón que movió con fuerza el libro y lo llevó a la orilla, haciéndolo caer.

La siguiente noche, Sabina duerme con su mamá. Desde la partida de Isaías, Rosa la deja dormir con ella, entendiendo que Sabina está muy triste. Pero, nuevamente, la despiertan los libros. Escucha cómo los libros son hojeados, como si alguien estuviera leyendo y pasando las páginas una por una.

Sabina despierta nuevamente a su mamá y le cuenta que los libros se están moviendo como si alguien los leyera. Rosa trata de calmar a Sabina, buscando una justificación creíble para que ella esté tranquila.

La tercera noche pasó igual. Sabina nuevamente escucha que acomodan los libros; explica a su madre que parece como si alguien buscara desesperadamente hacer todo el ruido posible para que sepan que está ahí.

Pero la cuarta noche fue inexplicable lo que pasó. No solo Sabina lo escuchó, también Rosa lo hizo. Y es así como se dan cuenta de lo que se trata.

¿Quién la ayudaba a organizar los libros? Isaías, era él quien, después de estudiar, gustaba de dejar todo en su lugar.

Sabina le cuenta a Rosa que es él, y Rosa se preocupa, ya que ella también lo escuchó. Sabina no mentía, en realidad lo escuchaba. Por ello, le dice a Sabina que debe tratar de orar y pedir a Dios entendimiento y sabiduría para saber qué es lo que realmente quiere.

¿Se trataba realmente de Isaías?

Eso hace Sabina en la noche. Toma la decisión de hacer una oración de fe y protección antes de ir a dormir. Además, pide sabiduría y discernimiento para aceptar lo que pasó y continuar su vida. Oró mucho esa noche, mirando la imagen del Sagrado Corazón de Jesús que estaba en la pared de su cuarto, pidiendo que no se alejara de ella, que fuera su protección y refugio. Pero sobre todo pidió que, si se trataba de Isaías, le mostrara qué quería decir.