Capítulo 4 La vecina

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Eyén

Me dirijo hacia la parada del autobús de mi calle para ir al paseo marítimo a dar una vuelta. Al llegar a la parada, tomo asiento al lado de una chica muy diferente a lo que había en mi antigua ciudad y de mí, es decir, formas de estilos muy diferentes a los que veía en todas las chicas de la ciudad. En mi anterior ciudad, la mayoría vestían con ropa muy elegante e discreta aunque la mayoría cara, las chicas solo querían ser rubias ya que estaba en la moda en su momento, eran muy egocéntricas y presumidas que sin darse cuenta les hacía insoportables. Al contrario de lo que parecía ser ella, su pelo es rojo con suaves ondas , lleva un top negro de tirantes y una falda de cuero roja con una gran cremallera delante que se ciñe a todo su cuerpo delgado, los labios tintado de un rojo intenso y un eyeliner que se veía más que su párpado. Me sorprendió muchísimo ver su estilo que hasta ella me lo notó de inmediato al ver mi expresión al verla.

-Hola ¿quieres algo de mí? ¿Qué te ayude o algo?- pregunta directa mientras me mira con una cara curiosa.

-Hola ¡no! ¿Por qué lo dices? no me pasa nada tranquila- contesto rápidamente poniéndome muy nerviosa al saber que se ha dado cuenta.

-Porque como me estas mirando con una cara de sorprendida, quería saber si me pasa algo- empieza a reírse y me tranquiliza ver su reacción.

-¡No! Tranquila, es que me acabo de mudar y me ha sorprendido tu estilo, nada más- aclaro libremente -No sé, como diferente.

-¿Provocativo dirás no?- empiezo a ponerme nerviosa tras escuchar eso, no me lo esperaba.

-No haber no quería decir eso... (La estoy cagando) yo solo....

La interrumpo antes de que terminase la frase.

-Tranquila, estoy acostumbrada a que me digan eso, ya no me afecta en absoluto - expresa tranquilamente haciendo que dude si he hecho bien en decirlo de esa forma.

-Perdón, no debería de haber dicho eso, solo quiero conocer a gente  ya que no conozco a nadie y quiero tener amigos- me disculpo como puedo.

-Tranquila, sé que no lo has dicho a malas, soy Daila y vivo justo ahí-dice señalando una humilde casa.

Empieza a sonreírme y me doy cuenta de que ¡somos vecinas!

-Pues yo vivo justo ahí, delante de ti así que somos vecinas- digo entre carcajadas mientras Daila me sigue la risa.

-¡¿Esa es tu casa?!- me dice sorprendida al ver lo enorme que es.

-Si ¿porque? -vuelvo a preguntar dudosa ante tal pregunta.

-Tía que pedazo de casa, que suerte tienes de poder vivir en una así. La mía es todo lo contrario.

-La tuya es muy bonita también, veo que tienen muy buen gusto.

-Gracias por el cumplido- me responde con una gran sonrisa en su cara.

Después de esperar un rato a que llegue el autobús, cojo el bolso del asiento y me subo detrás de Daila, me siento al lado de ella y pasamos todo el viaje hablando de nosotras. Estoy feliz de haber conocido a Daila ya que las chicas de mi antigua ciudad no eran muy amigables que digamos, solo querían fama y amigos con dinero, yo con gente así no me junto la verdad.

-¿A dónde vas ahora?- me pregunta mientras salimos del bus.

-Voy a dar una vuelta por el paseo marítimo ya que estaba aburrida en mi casa y no tengo con quién salir a divertirme- contesto dándome cuenta de lo penosa que me escucho al decir eso.

-Yo he quedado con mi grupo, quedamos siempre en el parque central, son todos muy buenos amigos aunque unos gafes, si quieres venirte y así nos conocemos más ¡vente! Además me has caído muy bien y podemos ser amigas ¿no quieres conocer a gente?

-No sé...-lo digo un poco dudosa ya que la idea de conocer a gente me pone muy nerviosa.

-Venga, vente tonta - intenta convencerme.

-Vale... de verdad muchas gracias por todo Daila- comento mientras me regala una gran sonrisa.

Me siento ahora muy feliz conmigo misma, nunca había tenido amigos y ahora tengo a Daila. La gente se piensa que cuando tienes dinero lo tienes todo y eres una persona muy egocéntrica o mala persona con los demás que no tienen la misma suerte de ser como tú (porque la mayoría son así), pero yo no soy ese tipo de personas, a mí el dinero no me importa solo me importa querer.

El mar con nosotros imbécil (disponible libro físico en Amazon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora