Los primeros copos de nieve del invierno cayendo suavemente es lo primero que Jiang Cheng ve cuando sale de su carpa privada temprano esa mañana, la señal de que el invierno ha llegado materializada en pequeñas bolitas de agua helada. Aunque también lo nota en el cuerpo, en el frío que atraviesa su piel y le cala los huesos.
Menos mal que el ejercicio físico que realizará dentro de poco le va a hacer entrar en calor porque no tolera nada bien el frío.
Con ese pensamiento, se presenta ante las filas de hombres y mujeres que le esperan en el campo de entrenamiento. Les echa un vistazo a todos, para que sientan su mirada granate recorriéndoles de arriba abajo, una señal de que esto no era un juego, que ese entrenamiento, al igual que todos los demás, era algo muy serio, tanto que podría salvarles la vida cuando les toque enfrentarse al enemigo de verdad, esos asquerosos humanos.
Una raza inferior de asesinos, inútiles y débiles. Los odia. Odia a cada uno de ellos por ser los causantes de la pérdida de miles de los suyos a lo largo de las más de dos décadas que ambos territorios han estado enfrentados, pero sobre todo, detesta con todo su corazón a la realeza Lan, aquellos responsables de la muerte de su padre, los que le arrebataron su infancia, le obligaron a madurar antes de tiempo y le han convertido en alguien que aborrece, en una persona que juró nunca ser, pero que al final el odio y la ira han terminado forjando.
Para vengar la muerte de los suyos y demostrar así su valía, Jiang WanYin ha prometido no descansar hasta que la sangre de ZeWu-Jun manche su espada.
Hasta que ese hombre que no soporta, con esa sonrisa falsa con la que quiere aparentar ser mejor que él, su porte perfecto y su técnica de lucha elegante no caiga, él no descansará. En cuanto tenga la oportunidad degollará al nombrado ser más hermoso entre los humanos y como que se llama Jiang Cheng, su muerte será tortuosamente lenta.
Sólo de ese modo, sólo cuando ponga a los pies de su madre la cabeza del gobernador Lan, todo el mundo verá en él a un Rey y no al adolescente que ha accedido al trono demasiado pronto, asumiendo unas responsabilidades que le vienen grandes. Solo entonces representará la figura de un soberano fuerte y dejará de ser la sombra borrosa de su padre, al fin dejará de ser maltratado verbal y físicamente por su madre y todos le rendirán pleitesía. Con la muerte de Lan XiChen, su nombre será recordado por la eternidad y asociado con las palabras "conquistó el territorio de los humanos, unificando todo el continente."
-¡Comenzad! – grita, con la sed de venganza quemando en sus venas y con la determinación ignorante que solo la juventud puede otorgar presente en sus ojos.
-¡Sí, majestad! – un coro respondió a sus órdenes de inmediato.
Fue así como otro día más dio comienzo en el lado de la frontera de las hadas, las tropas entrenaban, el rey daba órdenes y todos se entregaban a la práctica diligentemente. Y habría sido como cualquier otro si Jiang Cheng hubiera respondido de manera diferente a la pregunta que su general le hizo a comienzos de esa tarde.
-Jiang Cheng, la nieve cada vez cae con más fuerza y no tiene pinta de que amaine, puede que caiga una verdadera tempestad cuando estemos en el campo de batalla. ¿Qué quieres hacer?
☁️☁️☁️☁️☁️
Lan XiChen sintió el primer copo de nieve estrellarse contra su nariz a primera hora de la mañana, cuando apenas había comenzado con sus deberes.
Eso le preocupó un poco, había oído de su padre que los inviernos en la frontera eran duros y que había que tener mucho cuidado con las tormentas porque el terreno cuando se moja puede ser muy traicionero.
ESTÁS LEYENDO
Crónica de unos ojos escarlata [XiCheng]
FanfictionÉrase una vez una guerra cruel. Un conflicto que dejaba tras de sí ríos de sangre y familias destruidas por la necedad de los soberanos. Una confrontación entre humanos y feéricos que parecía que nunca tendría fin. Érase una vez una reina malvada, d...