VIII. Verdad

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El color dorado de su pelo.

Eso es lo primero que ve al abrir los ojos después de besar a su nán péngyǒu, aunque quizás debería dejar de llamarlo así.

De modo que eso era todo. Lo suyo no era amor verdadero. Pero qué iluso había sido, pensar que alguien lo amaría, con su mal genio y su temperamento difícil, con sus inseguridades y sus heridas físicas y psicológicas. Obvio que nadie podría amarlo de verdad nunca, mucho menos el perfecto y honorable ZeWu-Jun, cuya personalidad era tan suave, agradable y amable que no podría querer a un ser tan malhumorado como él, por supuesto que solo buscaba ganarse su favor, camelarlo con su cuerpo y sus palabras dulces para usarlo o deshacerse de él en el momento adecuado, que quizá sería ese precisamente, antes de que se lo llevara en volandas, tal vez fue él quien estableció el plan para asesinarle ese día, pero no terminó saliendo como quería.

Siente que le atraviesan el pecho, tan profundamente que es el mayor dolor que ha experimentado nunca, y mira si ha sufrido diferentes tipos a lo largo de su vida, pero este era muy distinto, este dolor era como si una mano invisible le hubiera arrancado el corazón de cuajo y en su lugar hubiera dejado un hueco vacío y oscuro donde solo había cabida para la desesperación.

Todas las caricias, los besos, los abrazos, los roces y las palabras de amor... han sido mentira, una enorme que le ha hecho enamorarse como un completo idiota.

Lágrimas amargas no dejan de rodar por sus mejillas, pensando en lo fácil que sería acabar con él en ese momento, podría matarlo de tantas formas y todas tan dolorosas, desde destrozarlo mentalmente hasta apuñarlo en lugares no letales para que muriera desangrado muy lentamente. Sin embargo... no puede hacerlo, por mucho dolor que le cause saber que para Lan XiChen no ha sido más que un juguete con el que divertirse, él lo ha querido, lo quiere, de verdad. Porque por muy enfadado que esté ahora no significa que haya dejado de sentir todo lo que siente por él.

¿Qué hará a partir de ahora? No puede seguir en esa casa, bajo el mismo techo que él, viéndole todos los días, y hacer como que nada ha pasado. Su corazón duele intensamente solo de pensarlo. ¿Pero a dónde iría? Tampoco puede volver con su madre porque sabe que no parará hasta descubrir el paradero de Lan XiChen y no dudará en amenazarlo, incluso torturarlo o entrar en su cabeza para obtener dicha información. No, sin duda no puede regresar ni quiere hacerlo, pero tampoco desea abandonar a su pueblo ahora que es cuando más lo necesita, ahora que ha comenzado el principio del fin para ambos países, la guerra que determinará el ganador y el perdedor. Aunque, por otro lado, no quiere seguir luchando, no ahora que el odio que le impulsaba antes había desaparecido, no ahora que ha perdido la única razón que le quedaba para arriesgar su vida casi diariamente en el campo de batalla: proteger a Lan Huan.

Él se había convertido en su hogar sin darse cuenta y ahora que no lo es no sabe a dónde pertenece, no sabe siquiera si existe un lugar u otra persona a la que algún día pueda llamar hogar, con la que sienta que no necesita nada más.

Se siente tan solo de repente... como si una parte de su alma le hubiera sido arrebatada despiadadamente y lo hubiera dejado vacío, huérfano. Era como volver a ese momento en la cueva hace ya lo que parece una eternidad, al instante en el que dudaba si clavarle la espada en el corazón o no, cuando sentía que, si lo hacía, entonces perdería para siempre al único ser vivo que podría comprenderle completamente.

Pero ya lo ha perdido, aunque quizá nunca lo había encontrado.

Está tan sumergido en sus pensamientos oscuros que no oye llegar a Li Meiling, que había salido a media tarde a visitar a uno de sus pacientes que residían en una de las casas de la aldea. En realidad, no esperaba regresar tan tarde, pero la situación se le había complicado y al final había tenido que realizar una cirugía difícil. Al menos tras una operación larga la paciente había quedado estable y estaba bien, así que, aunque volvía cansada, el sentimiento de calidez por haber salvado una vida merecía la pena.

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⏰ Última actualización: Oct 01, 2023 ⏰

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Crónica de unos ojos escarlata [XiCheng]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora