201.- LA CURA DE LA ENFERMEDAD.

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Estamos esperando respuesta, es el momento de comprobar si el daño recibido después de un periodo de tiempo es bloqueado definitivamente con la contraparte de freno realizada de frente para la extinción de la causa.

La acción ha sido enviada para encontrar la solución que iba degenerando el conjunto de la maleza de perjuicio creada por la misma naturaleza y con su fuerza la intención de destrucción del sujeto afectado.

Cuanto menos dé igual la situación, mayor es el agravamiento, convirtiéndose en doble movimiento, para la anulación del problema, consiste en si hay una actitud contrariada de causa para la solución, se interviene con una respuesta merecedora de la pregunta, con diferentes tiempos, para su solución, pués no hay coincidencia de espacio y tiempo y así resolver la cura de la enfermedad, siendo imposible su solución el proceder con una respuesta beneficiosa en la primera acción unida con una segunda, pues èstá se genera con la acción que espera su correspondencia, que en el mismo instante no coincide.

Ocurre lo mismo en todas las situaciones en general que se puedan presentar al enfrentarse en la vida.

Cuando en sentido sentimental se presenta una situación para quien recibe una terrible experiencia con agravante de sufrimiento, la solución de la segunda parte, es primero esperar, para ver el punto de maniobra completo de la otra parte y si es nefasta y se desea mantener la relación, la única medida de reparación es responder con la retirada temporal, para así el daño causado por la persona amada se realice en ella misma su segundo desperfecto en agravio de su detrimento y así en su deterioro posteriormente en la ausencia a la esperada respuesta, no seguir su camino equivocado, al carecer de valor, reflexionando a su propio arrepentimiento, para la solución de sus dos malogradas intervenciones.

Las soluciones después de un primer impulso contrariado, no son viables para el receptor solucionar la situación con la misma acción, pues la parte de quién entrega el impacto del contratiempo, espera que el afectado del daño reaccione del mismo modo y al no ser así, la única opción del emisor es aceptar su acción como una buena respuesta equivocada, dándole motivo para incomodarse a sí mismo alimentandose con su dolor; es como esperar que llegue el otoño y sin hacer nada, se caigan las hojas de los árboles sin haber intervenido nadie, comprender que el río a su llegada al mar admitirá por si mismo convertirse en agua salada o después de la perpetua y oscura noche aparezca la luz del nuevo día por el horizonte.

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