-Señorita Roseanne, hay un paquete para usted.
-Señorita Roseanne, hoy dejaron algunas cosas en su buzón.
-Señorita Roseanne- el portero señaló sin quitar la mirada de su periódico, el buzón por decimonovena vez, ya harto de tener que decirme siempre lo mismo. Todas las semanas Jungkook dejaba algo para mí en la portería, y ni una sola vez respondí ni llamé para agradecerle.
Pero hoy, pensaba pedirle que se detuviera, personalmente. Claro.
Acordamos vernos a las orillas del río Han, hoy la noche era cálida y algunas pocas personas paseaban por el lugar. Miré mi reloj, ya tenía unos 20 minutos de retraso. Si planeaba dejarme plantada de nuevo le patería los h-
-Hola- un agotado Jungkook se sentó a mi lado en la banca. Llevaba un traje negro con corbata y su cabello estaba desordenado. Demonios, se veía malditamente atractivo. - ﹰDisculpa la tardanza, había mucho tráfico.- colocó entre ambos un pastel de arroz y me extendió un palillo.
-Yo solo quiero decirte un par de cosas y luego me iré.- Muy bien Rosie, tienes que tomar las riendas de esta situación.
El pelinegro soltó una carcajada - Vamos Rosé, ambos sabemos que morimos de hambre, y esta comida es tu favorita.
Me congelé. ¿Como recordaba que el pastel de arroz era mi favorito? Resignada, tomé el palillo y coloqué un suave trozo en mi paladar.
-Delicioso ¿Cierto?- asentí.
-Tienes que dejar de enviar...- mastiqué- cosas extravagantes a mi lugar. ¡Mi pobre portero me odia!
-¿Es extravagante que un amigo, que se preocupa por ti, te envíe deliciosos platillos a casa?- Jungkook variaba cada semana, entre diferentes comidas y dulces que yo amaba, no podía negar que había comido cada uno de ellos. La comida era mi debilidad.
- Sí. Es perturbador- el pelinegro desató su corbata sin apartar su mirada de la mía. ¿Qué estás haciéndome Jeon Jungkook?
-Está bien, voy a detenerme- ¡Gracias Dios! - pero...- ¡Oh no! - quiero, que nos veamos de vez en cuando, aquí- cambió de posición y apoyó sus brazos en sus piernas - las noches pueden ser solitarias para un viejo trabajador como yo.
Golpeé su hombro.
-¿Eso quiere decir que aceptas?- un tierno puchero de su parte, hizo que mi corazón se encogiese. Son amigos, no tiene nada de malo que vengas a hacerle compañía de vez en cuando ¿Cierto?
-Sí...- su cara se iluminó- no me hará mal acompañar a un viejo en su soledad.- y así es como mi plan por evitarlo, se arruina... Otra vez.
.
-¿Entonces son amigos o amantes?- lancé el cojín con fuerza a la cara de la pelinegra - ¡Auch! ¿Y eso por qué?
-Tengo novio Jennie. ¡Deja de insinuar que soy algún tipo de infiel sin corazón!
-Pues a mi no me parece que una salida al río Han de noche, sea muy "amistosa" además ¿dónde demonios está tu novio? ¿no se supone que deberían estar saliendo a citas contigo y haciéndote ese tipo de detalles?- aunque no planeaba admitirlo en voz alta, ella tenía un poco... solo un poco de razón.
-Está muy ocupado con su trabajo, no todo en la vida son citas y cursilerías- le recalqué mirandola caminar de aqui-allá
-Claro claro, si tu lo dices.- la pelinegra posó con un vestido rosa y otro negro delante de mi espejo - ¿Cuál me va mejor?
-Negro- Jennie tomó el vestido con fuerza y comenzó a desvestirse. -No siento nada por Jungkook, además, me siento culpable por haber sido tan fría anteriormente. Creo que solo intenta reparar lo que hizo en el pasado.- admití
Mi compañera se miró en el espejo de nuevo y sonrió satisfecha - ¡Eres tan ingenua Chae! Cuando se casen, por favor hazme dama de honor.- posó dramaticamente con un ramo de flores imaginario.
Horrorizada lancé otro cojín en su dirección, aunque esta vez pudo esquivarlo con rapidez - La última vez que bromee sobre casarme con Jimin, dijiste que preferirías estar muerta antes que asistir a esa celebración.
-Lo siento cariño, pero Jennie Kim jamás asistiría a una boda tan infeliz... Suficiente tuve con la boda de mis padres- el teléfono sonó y ambas nos lanzamos a correr para atender, pero Jennie logró llegar primero -¿Hola? ¿¡Ya estás aquí!?
La pelinegra me hizo señas para cerrara su vestido mientras ella aplicaba una ligera capa de gloss sobre sus labios - Si, ya estoy tomando el elevador... Te veo allá.
-¡Buena suerte en tu cita Kim!
La pelinegra lanzó un beso al aire y salió del lugar, dejándome con mi mejor amigo; el silencio.
Me recosté sobre el sofá en busca de una película interesante que ocupara mi espacio de tiempo, hasta que mi amiga llegase de su cita. La recomendación del programa en pantalla, el cual me indicaba que era 100% para mí, era una comedia romántica de Julia Roberts en dónde se enamoraba de su mejor amigo cuando esté estaba a punto de casarse.
¿Es una broma? Seguí ojeando el catálogo de películas. Obviamente no vería eso, parecía una vil burla del destino para mí. No. Me niego.
40 minutos después.
-¡Vamos julianne, ve por ese hombre!- chillé con lágrimas en mis ojos pasando una cucharada de helado hacia mi boca. La protagonista corría por el pasto verde en busca de su amor, cuando por fín se había dado cuenta de que él era el indicado. Sabía que se acercaba la escena final y estaba muy dispuesta a llorar a moco suelto, de repente mi celular se iluminó sobre la mesita de cristal.
-No ahora, necesito saber con quién demonios se queda Juli- susurré para mi misma. El celular volvió a iluminarse unas cuatro veces y bufé.
-¿Qué pasa?- atendí pausando la película.
-¡Vaya! ¡Qué linda manera de saludar!- la voz de Jungkook retumbó por las bocinas del dispositivo.
-¿Qué quieres?- me levanté dispuesta a dejar la taza de helado y la cuchara de nuevo en el congelador, casi me sorprendo a mi misma al ver que afuera ya había caído la noche.
El pelinegro rió -¿Ya olvidaste nuestro trato? Trae tu trasero al río Han, no quiero seguir esperándote en el frío.- colgó.
Arrastré mis pies gruñendo de vuelta al sofá, ni de coña iría hoy, que tome su trato y se lo-
Un mensaje iluminó de nuevo la pantalla de mi celular.
De: Jeon Jungkook
7:30 PM.
Por cierto, si no vienes
planeo comenzar a dejar
mis regalos en casa de
Jimin para que él pueda
dártelos. :)
¡Maldito seas Jungkook!
