10

73 9 0
                                    

Miré mi celular una última vez, decidí venir de una vez por todas pero no había ni una señal del pelinegro por ninguna parte. Suspiré resignada mientras me levantaba de la banca.

-¡Es un idiota!- vociferé para mi misma. Me dispuse a textearle a Jennie para que no me dejara sin cena, hasta que choqué con algo duro. Levanté la mirada, recorriendo un camino desde su pecho hasta su cara, y me detuve cuando aquellos ojos negros se toparon con los míos, su sonrisa burlona y blanquecina ya comenzaba a hartarme.

-¿A dónde crees que vas?-  su vestimenta esta vez era más casual y llevaba un gorro negro que tapaba solo un poco de su frente. Rodé los ojos y lo rodée dispuesta irme; ¡Me había hecho venir hasta acá para esperarlo por unos 30 minutos! -¡Espera Ro!- interpuso de nuevo su cuerpo.

-Tengo sueño maldición.- me quejé como una niña. El pelinegro sacó dos cajitas plásticas de una bolsa de papel. Mis ojos brillaron al ver el kimchi rojizo adentro. -Creo que puedo quedarme un par de minutos.

-Eso pensé.- ambos volvimos a la banca y comimos en silencio, al parecer él idiota me convenció de venir solo para fastidiarme... y comer.

-Parece que a alguien le ha comido la lengua el gato- canturreó mirando el cielo estrellado y llevando los palillos a su boca.

-No es como si hubiese venido por placer. ¡Me extorsionaste!- sus ojos se abrieron como dos platos, me miró por un par de segundos recorriendo mi cara en completo shock, pero de inmediato dejó salir una estruendosa risa. Se hincó sobre sus rodillas intentando cojer aire de una manera exagerada. -No le veo la gracia.

Me miró de nuevo, esta vez mas calmado-  Nadie te ha extorsionado bonita, tu haz venido porque has querido. No pienso hacerle eso a Jimin... y tu más que nadie lo sabes.- dijo despacio y tranquilo como si a un bebé le hablase... a un bebé muy tonto.

-¡Pues a mí me ha sonado a amenaza!- Quité la mirada rápidamente y llené mi boca con mas kimchi evitando que mis mejillas rojas se notaran. Su risa se hizo aún mas fuerte.

¿¡No le haría eso a Jimin!? ¡Jeon Jungkook es muy capaz!

-Ven, quiero mostrarte algo.- tomó el bolso que llevaba colgando y me extendió su mano, la cual rechacé para levantarme por mi misma. -¿Sabías que eres una total idiota?

-Vaya, veo que es cierto que los idiotas podemos reconocernos entre nosotros.- Jungkook bufó. Ambos caminamos a una distancia considerable del otro por un par de minutos en la vereda al lado del río, de vez en cuando sentía su mirada caer sobre mí, no sabía muy bien por qué lo seguía, debí haberme ido apenas termine de comer.

Jungkook se detuvo en lo que parecía un matorral, abrió paso entre las enredaderas que colgaban de algunos árboles e hizo una seña. -Las idiotas primero.

-No pienso entrar allí- señalé con disgusto- probablemente quieras matarme o algo así.- Jungkook rodó los ojos divertido.

-Muy bien, has lo que quieras Park.- y prosiguió a adentrarse en el aquel lugar, dejándome allí parada. Pasaron unos minutos cuando sentí el aire frío golpearme la piel desnuda de mis hombros. ¿Por qué no trajiste un suéter y que demonios haces aún parada aquí? ¡Entra!

Maldije a mi yo del pasado por escoger el peor atuendo para salir a estas horas y con este clima. Entré bufando y con mucha dificultad por el matorral, con muchas ramas clavandose en mi piel, nada lindo. Cuando pude atravesarlo existosamente no pude creer lo que presenciaba, nunca había visto esta parte del río, parecia ser un recorrido abandonado; un puente de madera antiguo y descuidado pasaba por encima de una parte baja y poco profunda del lago y a pesar de estar descuidado, los árboles que lo rodeaban parecían más vivos y los frutos que caían adornaban el agua del lado con un lindo color rosa.

Miré a lo lejos la silueta de Jungkook sobre el puente, recostado y relajado mirándome con esa típica sonrisa de lado. Me hizo una seña para que me acercase. -¿Qué es este lugar? ¿Aquí es dónde traes a tus conquistas?- reí.

Jungkook encarnó una ceja -¿Te consideras una de mis conquistas, Roseanne?- golpeé su hombro y este rió. -Este lugar, es lo que yo llamo; "El puente abandonado del río Han" lo descubrí cuando tenía doce y  desde entonces, vengo aquí cuando quiero estar solo.

-Wow, si que eres original para los nombres, señor cliché-quiero- estar- solo - dije sarcástica, él me respondió con un suave golpe- a diferencia de mis golpes hacía él- en el hombro.

-Y respondiendo a tu pregunta; Sí, traigo a mis conquistas aquí a menudo, pero tu no eres una de ellas. Solo te traje porque eres un dolor en el culo.

-¡Yah!- tomé su bolso en un descuido de su parte y me dispuse a sostenerlo por encima del lago. - ¡Voy a soltarlo!

-Ni siquiera te atrevas- amenazó acercándose cautelosamente.

-¡Oh, mira como me atrevo!- fingí que lo dejaría caer y Jungkook se apresuró a correr y evitar aquello pero tropezó con una madera suelta, con horror cerré los ojos esperando que ambos cayeramos al césped, pero al no sentir el golpe de la caída, abrí los ojos lentamente, encontrandome su cara a escasos centímetros  y su cuerpo pegado al mío mientras me sostenía por la cintura.

Su mirada estaba fija en la mía y su respiración rozaba mi nariz, me sentía embriagada por el suave y varonil perfume que traía  ¿¡Cómo puede ser alguien tan malditamente lindo!? La luz de la luna, iluminaba levemente sus facciones que ahora estaban al descubierto totalmente sin ese gorro que ahora yacía en el suelo, sus pupilas dilatas y sus labios entreabiertos, provocaban que algo en mí revolotease y me provocase querer desfallecer. No puedo pensar en estas cosas. No, no, no.

-¿Sabes?- dijo bajito sin quitar la mirada de mí. - me prometí que jamás...jamás pelearía con Jimin por nada ni nadie.- sus ojos se posaron en mis labios. -  no sé que has hecho conmigo Roseanne. No puedo dejar de pensarte, no puedo dejar de odiarme a mi mismo por no haber ido por ti aquella noche. - susurró entrecerrando sus ojos - pero, no intentaré nada contigo... no mientras tú no lo quieras - soltó su agarre de repente y se despegó, dándome la espalda, dejando un vacío en mi cuerpo, esperando a que su calor volviera a envolverme. -Es mejor que te lleve a casa, se hace tarde. - afirmó aclarandose la garganta.

Probablemente cuando Jennie se entere de esto va a gritar como una loca, y yo también pero no por las razones correctas. -Jungkook.- se dió la vuelta con las manos metidas en sus bolsillos. Mis manos resbalaban sudorosas al lado de mis caderas, tomé varias respiraciones apresuradas y me acerqué a él, hasta sentir de nuevo su respiración en mi cara  -yo...- susurré con un hilo de voz. Conecté de nuevo nuestras miradas - Bésame.

Tan rápido como esas palabras salieron de mi boca, él acunó mi cara en sus manos de manera delicada y juntó nuestros labios. Los suyos buscaban a los míos en un vaivén tímido, no quería dejar que mis pensamientos me invadieran y me acusaran por lo que estaba haciendo, solo quería esto. Quería besarlo. -Rosé- susurró despegando sus labios lentamente de los míos y uniendo nuestras frentes. Acarició mi mejilla y me observó  con un semblante serio  - No sabes el caos que has creado.












Honest | RosekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora