Capítulo 12

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Danielle Pov.

Amo el invierno.

Los días nublados, las lluvias, fines de semana en la cama, el frío, los sweaters de lana, caminatas sobre las calles humedecidas, el viento helado, la nieve asentándose en mi cabello, el parabrisas con su movimiento, el olor a cuero de las chaqueta, la estática en el aire, la nariz helada, abrazos apretados, y el café, por supuesto el chocolate caliente.

Inhale el aire frio del invierno neoyorquino y suspiré antes de entrar a la clínica privada por mi chequeo regular.

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Yo estaba embarazada.

Observe el escritorio de mi agradable obstetra y quise desaparecer por la puerta blanca laqueada del consultorio. Sí, había sentido un poco de cansancio y nauseas, pero es porque Carter me había pasado la gripa. Mi periodo solo duro tres días, pero este siempre era irregular en los meses fríos. ¿Cómo iba a siquiera pensar en un posible bebé si yo tomaba la píldora?

Y doy fe de ser la persona más insoportable con el horario, todos los días a la misma hora e incluso utilizaba la misma taza de café cada vez.

-¿Has hecho algo distinto durante del último mes? – preguntó ella sacándome de mis pensamientos.

-Um, no, es decir, yo estuve con gripa unos pocos días la semana pasada. Tome antibiótico al igual que mi esposo – murmure lentamente.

Ella sonrió.

-¡Oh! Eso es. Los antibióticos reducen el efecto de la píldora, además de que siempre hay un margen de error en la toma de la misma. También está la opción de  que hayas saltado un día por descuido. 

Las emociones brotaron desde lo más profundo y se mezclaron entre sí provocándome más confusión de lo normal.

Cuando estuve en mi auto apoye una mano en el volante y otra en mi vientre plano, un bebé de Carter. La emoción creció en mí una sonrisa tonta se extendió en mi rostro.

La tensión volvió a mí cuando recordé el pasado no tan lejano, la mamá de Carter diciendo que los Ups iban a llegar pronto, yo quería creer que él no se había visto afectado por todo lo que ella  gozaba al dejar salir de su venenosa boca, pero yo lo vi en su rostro. Él se sintió tocado, vulnerable y por consíguete se inclinó a creerle ciegamente.

Conduje a casa en una montaña rusa de subidas y bajadas, en un momento estaba en lo alto expectante y emocionada porque quizás él podría amar a nuestro bebe, pero al segundo estaba abajo sufriendo con el recuerdo de su cara al escuchar a su madre. Esperaba una reacción buena, pero algo me decía que Carter no aceptaría las noticias de buenas a primera.

Él estaba tan roto y traumatizado por su familia, que me parecía casi imposible que él no tuviera un poco de recelo o molestia. Carter tenía que aceptarlo porque yo no había planeado enfermarme y embarazarme, quizás estaba escrito en nuestro destino tener un lindo niño, éramos jóvenes y teníamos una buena posición social y monetaria.

Estacione mi auto en la plaza subterránea y me dirigí hacia el ascensor, coloque la clave privada y espere ansiosamente. Cuando llegue fui reciba por mi pequeña perrita, el abrigo y llaves de Carter dejados de forma descuidada encima de la mesa del recibidor. Camine hacia la cocina y solté una risita cuando lo encontré revolviendo la salsa para pasta, algo nuevo que había aprendido sobre Carter era que sabía cocinar básicamente comida rápida y con muchas calorías, pero con el sabor de comida para dioses.

-Hola, cariño.

El giro y me sonrió.

-Hola, nena.

Serie, La esposa del magnate #1. A marriage only in name.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora