- 𝐃𝐞 𝐯𝐮𝐞𝐥𝐭𝐚 𝐚𝐥 𝐣𝐮𝐞𝐠𝐨 - 𝟎𝟎𝟏 𝐏𝐞𝐭𝐞𝐫 𝐁𝐚𝐥𝐥𝐚𝐫𝐝

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19 de abril de 1975 1:45 a.m. - Laboratorio del Dr. Brenner (Hawkins, Indiana)

Peter (001):

Hoy es como cada madrugada, estoy en una especie de terraza que los guardias y yo conozemos y donde nos colamos para poder fumar. Hoy el cielo esta despejado y puedo ver las millones de estrellas que bañan la noche y la luna tiñe el espeso bosque de una radiante luz plateada. Apoyado en la barandilla, absorto en mis pensamientos y con la mirada perdida en el bosque, le vuelvo a dar otra calada al cigarrillo, contengo el humo y lo acabo liberando.

Han pasado casi 8 años desde que Cero, o Blair, como mierda se llame se fue del laboratorio. Y desde ese día todavía no he vuelto a confiar en nadie, tampoco planeo en hacerlo. Ni siquiera con mis supuestos "amigos" aquí dentro. Desde lo sucedido con Blair el Dr. Brenner doblo la seguridad en el lugar y contrato a mas guardias. Muchos de ellos jovenes de unos 27-28 al igual que yo y con el tiempo empezamos a hacer buenas migas. Pasabamos las comidas y alguna hora libre todos juntos, eventualmente encontramos nuestro "refugio", donde podíamos respirar aire natural y fumar un poco. Aunque solia venir aquí cuando no había nadie, osea a la madrugada, podía estar tranquilo y muchas veces con un libro en la mano. Aunque muchas otras venía Jane, una de las enfermeras, para ser especifico, la misma enfermera que Blair había visto que besaba la noche que se escapo. No estaba enamorado de ella, aunque ella crea que si. Para mi es simple sexo y contacto y para ella es todo más emocional y platonico. No siempre nos encontrabamos en la terraza, muchas veces venía ella a mi habitación o cuando quería follar me iba a la enfermeria. Pero bueno, el resto se baso en una rutina; me despertaba temprano, un café con el resto de los guardía y enfermeras y todos nos poníamos a trabajar, yo me encargaba de estar en la sala arcoíris y esperar a los niños, controlar que no hubieran conflictos y después acompañarlos a sus entrenamientos, cuando ellos comian nosotros comiamos también pero en una mesa aparte, y cuando el día fianlizaba los acompañaba a la ducha y después de regreso a sus habitaciones. Solo a la noche teniamos un tiempo libre de 10:00-00:00 y nos soliamos juntar todos en la terraza. Pero muchas veces yo iba pasado el turno, cuando supuestamente no podemos estar dando vueltas por el edifició, solo por simple paz.

Aunque me cueste admitirlo no ha pasado ni un solo día que no haya pensado en ella, en sus ojos verdes, su sonrisa o incluso en la pequeña marca de nacimiento que tiene detras de la oreja izquierda en forma de estrella. En su caracter que tanto amaba o lo linda que se veía cuando se molestaba. Muy dentro de mí se que hubo un tiempo que si que ame de verdad, donde no tenía que finjir un amor que no sentía, y eso fue cuando ella llegó, cuando para mí lo único que importaba en el mundo era protegerla de todo y de todos. Esa fue la primera y la última persona por la que sentí algo, y el día que se fue fue el día que mi amor por ella murio, o eso es lo que me obligo a creer. Durante un tiempo intente encontrar una explicación, pero nunca la allé, así que lo único que me quedo fue el odio y el dolor de saber que no la vería nunca más. Supongo que con el tiempo aparte de frío me volví loco, porque hubo un día hace unos años me escabulli a la terraza durante mi turno en la sala arcoíris, me encendí un cigarrillo y empecé a fumar como de costumbre cuando una voz me sacó de mi trance. Era la voz de una chica, al principió no entendí lo que decía esta voz, pero algo que tenía muy claro era que la misteriosa voz provenía del bosque. Paso un rato hasta que la volví a escuchar, pero esta vez estaba mucho más cerca.

- UNO - Escuche que gritaba.

Me tensé y tiré el cigarrillo al suelo,lo pise y la llama se extingió. Me sostuve con ambas manos de la barandilla mientras fruncía el seño mirando en dirección a donde había salido el ruido. Volvió a pasar un rato y no deje de buscar movimiento en el bosque con la mirada.

- Uno, ¿donde estás? - Grito nuevamente la chica.

Pero esta vez algo hizo click dentro de mi cabeza. Esa voz, ya la había escuchado antes, pero... ¿donde?, entonces fue cuando todo encajo. Era la misma voz, solo que no tan aguda, ya no era una adolescente, sino una mujer. Era Blair.

Pero no la volví a escuchar más, hasta que vino Alexander, uno de los guardias más jovenes, que debería de tener un año menos que yo, creo que dijo que tenía 27, me giré y le pregunte si él también la había escuchado, pero nego con la cabeza y ahí me di cuenta de que quizas me estaba volviendo loco o mejor dicho, ella me estaba volviendo loco.

Yo casi no he canviado, siguo siendo rubio pero ya no tengo el pelo rapado, sino que me lo he dejado creceer un poco, de altura no llegue a estirarme mucho más, solo hasta el 1.83, pero el resto sigue siendo igual. El Dr. Brenner me hace utilizar a mi y a todos los guardias el mismo uniforme todo blanco asqueroso de camisa y pantalon, y sobre todo obligatoriamente tengo que mantener mi tatuaje (001) cubierto, nadie puede saber que soy Uno, algo que Brenner me dejo muy claro. Les ha echo creer a los niños que Uno es un mito.

Pero algo o mejor dicho, alguien que si me llama la atención es Once, una niña de nueve años que por algún motivo me recuerda a mi. Las misma dificultades, la misma actitud, el mismo poder. Parecía una pequeña replica de mí. Y de algo de lo que estaba convencido era que iba a enseñarle como usar sus poderes, iba a enseñarle a ser mejor, más fuerte, más poderosa. Y ya lo estaba haciendo, en estos últimos meses me he estado acercado a ella, ayudandola con su frustración con sus poderes, enseñandole a jugar al ajedrez, como Cero había echo conmigo.

Nota de la Autora:

En el próximo capítulo se vienen cosas interesantes y se van a empezar a atar algunos cabos. 

La serie no va a ir exactamente en paralelo a la línea temporal de la serie