3_¿Cita... o no?

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24 de Diciembre de 1977, Denver, USA

{T/n}

Olviden que lo que dije sobre este lugar. Si bien no había tantas cosas “interesantes” para hacer, las personas tienen un espíritu navideño algo increíble. Quizás no era como celebrar Navidad en California o New York, pero al menos era más de lo que esperaba.

Dos días después de haber conocido a Billy, él comenzó a frenar en mi casa y ¡a entregarme el periódico en la mano! Al principio me sorprendí, pero luego comencé a esperarlo todos los días a la misma hora sentada en los escalones y le daba un poco de chocolate caliente con malvadiscos.

Y hoy no era la excepción.

—¡Feliz víspera de Navidad, T/n! –saludó alegremente mi lindo repartidor, bajando de la bicicleta y acercándose hacia donde yo estaba parada.
—¡Igualmente para ti, Billy! –contesté de la misma forma y tomé el diario— ¿Quieres algo caliente para combatir el frío? –pregunté mostrándole la taza.
—Oh, solo Dios sabe cuán agradecido estoy contigo, linda –sonrió y le entregué la bebida, para que luego tomara un trago largo–. ¡Le pusiste malvadiscos! ¡De veras eres la mejor! –y mostró una sonrisa aun más grande.
—Oh, no es para taaanto –también sonreí y él me devolvió la taza.
—Por cierto, ¿hoy estás libre?
—Sip, ¿por?
—Oh –se rascó la nuca y comenzó a balbucear–, es que... Bueno... Habrá algo así como un festival en el centro... Yyyy... Bueno... Yo... Me preguntaba si... Quizás no quieres... Pero pensé que sería una buena idea que vayamos a pasar el rato ahí... No importa si no quieres...
Asentí tratando de ocultar una sonrisa —Claro, ¿a qué hora vamos?
—¡Oh! Yo puedo pasar por ti a las tres, ¿te parece bien?
—Me parece genial... Nos vemos a esa hora entonces.
—¡SÍ!... Quise decir, cool –se subió otra vez a su bicicleta y se fue.

Okay, si dijera que eso no fue tierno, estaría siendo una gran mentirosa. Es que ¡se ruborizó mientras hablaba! Fue muy, muy, muy adorable.

Miré cada movimiento que hizo hasta que dobló la esquina y lo perdí de vista. Entonces ahí entré a mi casa sonriendo, lo que hizo que mi papá me mirara extrañamente.

—¿Y esa cara?
—¿Eh? Oh, es que estoy feliz de poder pasar Navidad con ustedes sin que tenga que soportar al resto de la familia.
Encarnó una ceja —¿Segura? Parece que hay otra cosa... Más bien, otra persona... Como ese chico que reparte diarios...
—Papá –chillé–, no es lo que crees eh. Estoy feliz de pasar Navidad con ustedes y también porque Billy me invitó a una salida.
—¿Salida? ¿Cuándo?
—Hoy... Dentro de una hora... en el centro.
—Ah. Pues, que te vaya bien –fue lo único que dijo y regresó a la cocina.
—¿Papá? ¿Estás enojado? –lo seguí hasta quedar un par de pasos detrás de él.
—¿Debería estarlo?
Incliné mi cabeza hacia la derecha y me crucé de brazos —No, pero tú lo estás. ¿Es porque saldré?
—Oh, T/n, ¿cómo podría enojarme por algo así? Solo es que... pensé que pasaríamos todo el día los tres juntos.
Lo abracé —Papá, solamente me iré un par de horas. Vendré temprano, lo prometo. ¡Oh! Tengo una mejor idea, ¿por qué no van mamá y tú? Pueden pasar un rato juntos mientras Billy y yo estamos con nuestros amigos.
—¿De verdad lo dices? ¿Nos estás invitando a tu cita?
Me sonrojé —No es una cita... –susurré–, solamente es una salida de amigos por Navidad.
—Lo que tú digas... Entonces prepárate –sonrió y yo lo imité, para luego dejarlo en la cocina e irme a prepararme.

{Billy}

¡Oh Dios! ¿Cómo fue que terminé revolviendo todo mi armario buscando algo que impresione a T/n? O mejor dicho: ¿Cómo fue que ella aceptó? No pude evitar balbucear y tartamudear al invitarla... ¡Es que ella me ponía tan nervioso! O sea, el miedo al rechazo hacía que yo actuara así... Pero al mirar sus ojos podía conseguir algo de tranquilidad. ¿Yo era bipolar? Nah, ni cerca.

Como iba diciendo, después de poner patas para arriba a mi clóset, me puse unos pantalones de jean oscuros; una polera de lana blanca; una jersey azul —gracias abuela por ese regalo—; unas Vans negras; un gorro de lana negro y una bufanda y unos guantes del mismo color.

Al terminar de vestirme, peiné cuidadosamente mi cabello, dejándolo perfecto gracias al nuevo gel que había comprado hace un par de días atrás. Revisé mi look por enésima vez en el gran espejo que estaba en el pasillo cerca de la puerta de mi dormitorio, tomé parte del dinero que tenía ahorrado y salí de casa, seguido por mi peludo compañero.

Pedaleé un par de cuadras y a lo lejos pude verla salir de su casa. Al acercarme, me dejó tan embobado que casi me caigo de la bici —por suerte eso no pasó—. Frené justo a su lado y sonrió.

—Hola de nuevo, Billy.
Sonreí —¿Lista para irnos?
Asintió y se agachó a la altura de Billy Jr. —¿Cómo está mi lindo amiguito? –él lamió su mejilla y ladró moviendo su cola—. ¿Tú también vendrás a divertirte con nosotros? —volvió a ladrar— Tomaré eso como un sí.
—Okay, Billy Junior, súbete aquí —le ordené señalando la parte trasera de mi bicicleta, donde él solía subirse si estaba cansado. Pero ¿qué hizo? El muy astuto me ignoró y se subió a la bici de T/n–. Oh, vaya, así quedaremos, ¿no, traicionero?
Ella soltó una risita —Billy, déjalo ir conmigo, ¿sí? Sólo será por hoy, ¿cierto amiguito? –el perro ladró dándole la razón a ella.
—Bien, pero ya vámonos. Llegaremos tarde.

Pedaleamos durante unos minutos y llegamos al parque, donde se celebraría el festival navideño. Y, wow, este año sí que se lucieron con la fiesta: habían colocado un escenario bastante enorme con reflectores de muchos colores; mientras que el resto del parque estaba ocupado por puestos de comida y de juegos. Diría que casi todo el pueblo estaba ahí presente disfrutando.

The Black Phone [Billy & Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora